Con una diferencia de solo un mes han fallecido Jesús y María del Mar Carballo, dos hermanos misioneros de Cuenca que han entregado su vida a la misión, en Perú y en El Salvador, informan desde la delegación de misiones de su diócesis.
Jesús Carballo Fernández, nació en Villar de Domingo García, Cuenca, el 14 de Septiembre de 1933. El tercero de siete hijos de una familia profundamente cristiana. Sus tres hermanas se consagraron a la vida religiosa (dos concepcionistas y una terciaria capuchina). A los 14 años ingresó en el convento franciscano de Benisa. Un año antes de terminar la carrera eclesiástica lo ordenaron para marchar a la selva amazónica del Perú, por allá en el año 1958. Fundó la misión de Bagazán donde permaneció 10 años absolutamente solo, conviviendo con los indígenas; luego fue trasladado a la misión de Requena de la Selva. En total ¡50 años de misión!
Era tan atrevido en sus afanes misioneros por encontrar nativos que se perdió varias veces en la selva. En venganza de sus denuncias a los empresarios del caucho que explotaban a los indios, intentaron envenenarlo varias veces. Una de ellas se despertó en mitad de su supuesto «velatorio».
Su principal labor consistió en la formación de catequistas nativos o animadores de comunidades, porque decía que «el futuro cristiano de la selva estará en manos de los nativos». También los promovió notablemente en el aspecto humano y profesional.
Regresó a España para sus bodas de oro sacerdotales y ya no regresó por motivos de salud hasta el día de su muerte que acaeció el 22 de enero de 2017.
Su hermana, María del Mar Carballo Fernández, nació en el mismo pueblo de Villar de Domingo García el 13 de diciembre de 1948. Ingresó en el monasterio concepcionista de Cuenca el 31 de diciembre de 1964. Acabada su formación profesó en 1966 y desempeñó cargos de formadora, abadesa, presidenta federal y representante de la vida contemplativa ante la CEE. Apoyó durante años otros monasterios de la Orden en España que estaban necesitados. Su celo misionero y su amor al carisma la impulsó a tierras salvadoreñas en el año 2000, donde fundó junto con otra religiosa española, Sor Mercedes Serrano, un monasterio de la Orden que hoy florece en vocaciones. Como solía decir: «La Iglesia no está completa sin la vida contemplativa», en referencia a la carencia de la misma en la diócesis de Santa Ana, donde se fundó el monasterio. Es de notar que la Orden de la Inmaculada Concepción fue la primera comunidad femenina que la Iglesia envió a tierras americanas (México concretamente) en tiempos de la evangelización de América por el año 1514, o sea ¡las primeras misioneras en América! Valga todo esto para aquellos que no valoran suficientemente la presencia y labor misionera de las comunidades contemplativas.
Sor María del Mar, una mujer de profunda espiritualidad, formadora nata y luchadora hasta el punto de tener que enfrentarse tres veces al cáncer, que terminó arrancándole su vida pero abriéndole la eterna el pasado 8 de febrero de 2017.