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Martes, 26 julio 2016 12:47

El arzobispo de Santiago aboga por «revitalizar la tradición cristiana y vivir los valores auténticos que han dado sentido a nuestra vida»

El arzobispo de Santiago de Compostela, monseñor Julián Barrio, abogó este lunes en su homilía de la Misa Solemne del Apóstol Santiago por recuperar la fe en Dios y los valores de la tradición cristiana en la sociedad, a fin de garantizar así una plena defensa de la dignidad humana. Monseñor Barrio apostó por «revitalizar la tradición cristiana y vivir los valores auténticos que han dado sentido a nuestra vida». «La negación implícita o el rechazo explícito de Dios», expuso, «han contribuido a la perplejidad moral en que vivimos. Sin el coraje moral que hace salir del escepticismo, la sociedad no podrá superar los momentos de crisis».

El arzobispo compostelano, que presidió este lunes la celebración litúrgica de la Solemnidad de Santiago Apóstol en la Catedral, aseguró en su homilía que «olvidar la relación con Dios creador y salvador lleva a convertirnos en medida de todas nuestras actuaciones y búsquedas, generando la miopía espiritual y la ceguera humana». Monseñor Barrio también explicó que «la pretensión de reducir la religión al ámbito privado contradice los principios de una sociedad verdaderamente democrática» y recordó que, tal y como señaló la Iglesia en el Concilio Vaticano II, «el ejercicio de la libertad religiosa requiere la ausencia de todo tipo de coacción por parte de personas, grupos sociales o del poder público, y que no se obligue a nadie a actuar contra su conciencia ni se le impida que actúe conforme a ella, pública o privadamente, solo o asociado con otros, dentro de los límites debidos».

Monseñor Barrio vinculó la promoción y defensa de la dignidad humana con la recuperación integral del legado cristiano. La fe transmitida por el Apóstol Santiago y por los demás apóstoles, dijo el arzobispo santiagués, «nos descubre la verdad de Dios y del hombre, y nos motiva a erradicar las causas de las que emergen guerras, odio, terrorismo, y penurias cotidianas». En una homilía llena de densidad evangélica y de referencias al actual momento histórico, monseñor Barrio señaló que «en la crisis humanitaria, moral y religiosa de Europa que se encontró a sí misma alrededor de la memoria de Santiago, y de España, en el contexto europeo», se percibe la «pérdida de la memoria y de la herencia cristianas, unida a una especie de agnosticismo práctico y de indiferencia religiosa, por lo cual muchos europeos dan la impresión de vivir sin base espiritual y como herederos que han despilfarrado el patrimonio recibido a lo largo de la historia». Dijo también que «aumenta la dificultad de vivir la propia fe en Jesús en un contexto social y cultural en el que el proyecto de vida cristiano se ve continuamente desdeñado y amenazado» y apostó por «revitalizar la tradición cristiana y vivir los valores auténticos que han dado sentido a nuestra vida». Lo cual, «nos ayudará por respeto a las personas que sufren y por coherencia evangélica, a asumir con tanta dignidad como fidelidad este momento histórico y a generar un ámbito cultural que no cierre sus ojos a la luz de la fe en medio de tanta sospecha y desconfianza».

En este sentido, monseñor Barrio aludió a que «las inagotables fuentes del progreso humano son el culto a Dios, la caridad y la misericordia con el prójimo». Y tras asegurar que «la pretensión de reducir la religión al ámbito privado contradice los principios de una sociedad verdaderamente democrática», el arzobispo de Santiago de Compostela recordó que «donde no hay entrega por los demás surgen formas de prepotencia y sumisión impidiendo una auténtica promoción humana integral que conlleva respetar la vida, preocuparse de los ancianos y enfermos y no ser meros espectadores de personas víctimas de cualquier tipo de violencia».

Monseñor Barrio afirmó que «la lógica del poder ha de cambiarse por la del servicio, la de la posesión por la del don, la del interés personal por la de la gratuidad. No olvidemos que el encuentro y la acogida del otro se entrecruzan con el encuentro y la acogida de Dios».

Además, en respuesta a la Ofrenda Nacional realizada en nombre del Rey por el presidente del Parlamento de Galicia, Miguel Ángel Santalices Vieira, monseñor Barrio encomendó a la intercesión del Apóstol a todos los pueblos de España, «en especial especial al pueblo gallego»; pidió por los frutos espirituales de la Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia; y recordó a las víctimas del accidente ferroviario de hace tres años. «Recordemos», dijo, «con afecto en la oración a quienes otros años celebraban esta fiesta con nosotros y que el Señor llamó a su presencia, confiando que gocen de la felicidad eterna. Ninguno de nosotros puede oscurecer esa sombra de dolor que en las vísperas de la fiesta del Apóstol de hace tres años se extendió por el accidente ferroviario».