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Lunes, 16 enero 2017 12:25

Encuentro y fiesta misionera de los niños en Guadalajara, el domingo de Infancia Misionera

Con motivo de la celebración de la jornada de Infancia Misionera, el próximo 22 de enero, la Delegación Diocesana de Misiones de Sigüenza-Guadalajara ha convocado un Encuentro de niños para la víspera, el sábado 21, que tendrá lugar en la Casa de Nazaret, donde está ubicada la Delegación.

Para esta celebración, han invitado a todos los niños de parroquias y colegios de la diócesis para que participen en una mañana de convivencia, celebración, fiesta y oración por todos los niños del mundo. Habrá una acogida con oración inicial y explicación y desarrollo del Encuentro. Seguidamente los participantes podrán tomar parte en distintos talleres. Se pondrá el punto final con el pase del DVD de la Jornada de Infancia Misionera, y se hará entrega de los premios y diplomas del concurso de Christmas. Por último se estrenará la oración de Infancia de este año y cantarán todos juntos, como despedida, una canción misionera aprendida en uno de los talleres.

El delegado de Misiones de Sigüenza-Guadalajara, Juan José Plaza, haciéndose eco del lema de esta jornada, Sígueme, invita a los niños de esta diócesis a que sean de verdad seguidores de Jesús, sus discípulos-misioneros: «Y como sospecho que no sabéis muy bien cómo seguir a Jesús y cómo ser sus discípulos-misioneros, vamos a tratar de recordarlo a todos, tanto a los mayores como a los pequeños. Seguir a Jesús y ser su discípulo-misionero es amarle de verdad no solo con la boca, sino en las obras; estar unidos a él por medio de la oración y la gracia; tratar de comportarnos como Él nos enseña en el Evangelio; ir a catequesis y a las clases de religión con un gran interés de conocerle más y más; frecuentar el sacramento de la confesión y asistir a la santa Misa, recibiendo la comunión bien preparado; portarse bien con los padres, con los maestros, con los compañeros..., como hacía Jesús; tener muy presente a los que tienen necesitad, para ayudarles; tomarse en serio los estudios y abrir bien los oídos para escuchar lo que nos pide Jesús ser en esta vida, sin cerrarse a nada, tampoco a ser sacerdote, religiosos y misioneros; dar testimonio de nuestro amor a Jesús allí donde estemos; y tratar de vivir siempre alegres nuestra fe, viviendo como buenos hijos de Dios. ¡Seguir a Jesús y ser sus discípulos-misioneros no vale la pena, vale la vida!».