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Miércoles, 16 marzo 2016 13:39

«Es un privilegio vivir en un lugar donde hay tantos mártires»

Hoy finalizan en Oviedo las Conferencias Cuaresmales que se han desarrollado los días 14, 15 y 16 de marzo en la Basílica de San Juan. El tema elegido ha sido la situación de los refugiados y los cristianos perseguidos. Para ello, los dos primeros días han estado presentes, ofreciendo su testimonio, dos testigos de las situaciones de persecución en Oriente Medio. El lunes, el encargado de ofrecer la conferencia fue el padre Luis Montes, sacerdote argentino del Instituto del Verbo Encarnado, actualmente misionero en Irak. Allí ha trabajado durante años en Bagdad, y en estos momentos reside en el Kurdistán iraquí, atendiendo a las comunidades cristianas que aún permanecen en la zona.

La Conferencia del martes estuvo a cargo del padre Khalil Jaar, sacerdote del Patriarcado Latino de Jerusalén y párroco de Nuestra Señora de Nazareth, en Amman (Jordania), donde lleva a cabo una importante labor en la asistencia de refugiados sirios e iraquíes que huyen de la guerra.

Por último, hoy miércoles, a las 8 de la tarde, será el Obispo de Astorga, Mons. Juan Antonio Menéndez, quien imparta una conferencia acerca de la situación de los refugiados en el mundo.

El padre Luis Montes ha estado prácticamente desde los comienzos de su ministerio pastoral, viviendo en Oriente Medio, primero en Egipto, y más tarde en Irak, donde ha prestado sus servicios en Bagdad, y actualmente en el Kurdistán. Su presencia en Oviedo ha sido posible gracias a Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Su experiencia allí es profunda y dolorosa, pero necesita compartirla, algo que es «casi tan importante como estar en Irak mismo», afirmó el misionero en su conferencia. «Porque aquí no se conoce lo que está pasando», advirtió, ya que «estamos ante un genocidio. Ante el asesinato masivo de cristianos. Ante unos locos que quieren borrar todo rasgo de cristianismo en el mundo, con una crueldad que supera cosas que se han visto antes en el pasado», explicó ante los asistentes.

«A pesar de que estamos en el siglo de las comunicaciones, en Occidente no se sabe lo que realmente está pasando allí, porque hay intereses que lo ocultan», aseguró.

Y lo que se está viviendo allí, se puede resumir en dos puntos principales, según el misionero. «Puede verse, por un lado, en lo que es capaz de transformarse el hombre cuando entra el odio en su corazón, y por otro lado, todo lo contrario: el poder de Dios en sus hijos», afirmó. Son dos extremos de una misma realidad. Los cristianos allí son testigos de «las actitudes más brutales que se puedan imaginar» –denunció-. «Estamos hablando de que el ISIS es un grupo fanático terrorista que mata gente bajo formas espantosas. Que entierra vivos a seres humanos, incluyendo niños, para que sufran más. ¿Cómo tiene que estar alguien de enfermo para poder hacer esto? Gente que dice que está bien violar entre 40 y 50 veces al día a una mujer, y que Dios está de acuerdo en que esto pase. Estamos hablando de un grupo de fanáticos que decapitan a gente en las plazas, por los motivos más absurdos. Hace poco decapitaron a un chico de 15 años por escuchar música occidental, y crucificaron a dos niños de 12 y 13 años por comer un trozo de pan en pleno Ramadán».

«Esto sucede desde hace años, y aún nos llaman de Europa los medios de comunicación para preguntarnos si estas noticias son ciertas» –afirmaba el sacerdote argentino-. «A mí lo que me asombra es que todavía cueste creer que esto es posible, si llevamos años viviendo así». «Están matando cristianos indiscriminadamente sólo por el hecho de ser cristianos ante el silencio de todo el mundo», denunció.

En Irak, según el sacerdote, había cristianos antes incluso de la existencia de musulmanes. «Es su tierra, y se han visto obligados a abandonarla. Son refugiados en su propio país». El misionero relató cómo fue la llegada del ISIS a ciudades como Mosul, aunque antes el grupo terrorista había ido tomando otras ciudades y pueblos, y cómo se comportaron con los cristianos, a los que marcaron sus puertas con el símbolo de la N en árabe, inicial de Nazarenos –nombre por el que se conoce a los cristianos en la zona-. Más adelante les conminaron a convertirse al Islam, abandonar su tierra o a pagar un impuesto por ser cristianos y vivir en su propia casa. «Un impuesto impagable, de manera que la única alternativa era convertirse al Islam, huir o morir» explicó el padre Luis.

Del más de millón y medio de cristianos que había en Irak antes de la guerra, apenas quedan 400.000. Y la mayor parte refugiados en el Kurdistán, un lugar donde se les permite vivir en paz, de momento. Sin embargo, a pesar de todos los sufrimientos, los cristianos en Irak viven su fe convencidos de que «Dios es generoso con ellos», y no existe ni por asomo duda de que Dios les haya podido abandonar. «Eso es algo que sólo se piensa en Occidente», recalca el padre Luis, que reconoció que es «un privilegio enorme vivir en un lugar donde hay mártires, donde hay confesores de la fe, donde la fe tiene tanto arraigo y el nombre de Jesucristo cuenta. A mí, sinceramente, me dan pena los jóvenes en Europa. Están tan perdidos. Y eso les lleva a estar perdidos en sus propias vidas. Tienen de todo, y no son felices. Allá no tienen nada, pero tienen una paz y una alegría que no se encuentra en ningún lado», afirmó.