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Lunes, 19 octubre 2015 11:59

Homenaje al obispo Bittor Garaigordobil

Cientos de personas abarrotaron el santuario vasco de Urkiola, este sábado, para homenajear al obispo misionero Bittor Garaigordobil, en el mismo día que cumplía 100 años. Misioneros y misioneras, familiares, amigos y nueve obispos acompañaron al Obispo emérito de Los Ríos, Ecuador.

Víctor Garaigordobil nació hace 100 años (17-10-1915) en el caserío Amaitermin, Abadiño. Se ordenó presbítero hace 72 años y recibió la ordenación episcopal en la catedral de Babahoyo, Ecuador, el 30 de enero de 1964.

Durante la guerra civil estuvo de camillero en varios lugares como Santander, Oviedo, Teruel, Lérida y Cuenca. En cuanto terminó la guerra y volvió a casa, ingresó en el seminario de Vitoria. Una vez ordenado cura en 1943, le trasladaron a la parroquia de San Pedro de Deusto. Estuvo allí durante dos años y posteriormente, tras ejercer de formador en el Seminario de Vitoria, fue a Ecuador como misionero.

Permaneció en tierra de misión durante 34 años y formó parte de los primeros ocho misioneros que salieron en octubre de 1948 desde Euskadi a Ecuador. Este fue el origen de las primeras Misiones Diocesanas. Su opción preferencial por los pobres marcó su tarea en Ecuador. Ha destacado siempre por su carácter humilde y es por esto que aceptó su nombramiento como obispo siempre y cuando lo fuera “como miembro del grupo misionero vasco”.

En 1982, cuando consideró que el grupo de misiones de las tres diócesis vascas no le necesitaba, presentó su renuncia a Juan Pablo II. Una vez en Bizkaia, solicitó al obispo Mons. Luis María Larrea que le encomendara tareas pastorales. Participó en la última sesión del Concilio Vaticano II con dos intervenciones: una sobre Misiones Diocesanas y, otra, sobre la necesidad de un Consejo que ayudara al obispo diocesano en la toma de decisiones.

A lo largo de la Eucaristía, presidida por el obispo de Bilbao, y el posterior acto celebrado a su conclusión se sucedieron los testimonios y muestras de cariño hacia el homenajeado, a quien le fueron entregadas condecoraciones de parte de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana y el mismo Gobierno ecuatorianos, así como una preciosa talla, en madera, de parte de la diócesis de Babahoyo.

Mons. Iceta, obispo de Bilbao, llegó directamente del Sínodo de la familia en el que participa, en Roma, para estar presente en este acto de homenaje. Mons. Iceta le entregó un mensaje del Papa Francisco con su cordial felicitación. En su bendición el Santo Padre “se complace” en felicitarle y “le envía un saludo afectuoso”, además de agradecerle todo el trabajo realizado durante estos años.

También tuvieron palabras de cariño y gratitud, Mons. Fausto Trávez, arzobispo de Quito y presidente de la CE ecuatoriana, que formaba parte del grupo de cinco obispos llegados desde ese país, con Mons. Marcos Pérez, obispo de Babahoyo, Mons. Lorenzo Voltolini, arzobispo de Portoviejo, Mons. Néstor Herrera, Obispo emérito del Oro, y Mons. José Mario Ruiz Navas, arzobispo emérito de Portoviejo. Además, de los obispos de Bilbao, Mons. Mario Iceta; San Sebastián, Mons. José Ignacio Munilla, y Vitoria, Mons. Miguel Asurmendi, así como el obispo emérito de San Sebastián, Mons. Juan María Uriarte. Concelebraron otros 15 presbíteros.
El rector del santuario de Urkiola, Josu López Villalba, fue el encargado de dinamizar y presentar todo el acto. Al final de la ceremonia dijo que el obispo homenajeado no sólo iba a recibir presentes sino que él también iba a “entregar”. Los 4 anillos episcopales de los que disponía fueron donados a las Caritas Diocesanas de Bilbao, San Sebastián, Vitoria y Los Ríos para atender a necesidades diversas.

El propio obispo Mons. Bittor Garaigordobil puso el broche final al acto agradeciendo todas las muestras de cariño recibidas y con su fino humor dijo que se iba muy contento a su casa con sus 100 años ya que “el ángel todavía no ha venido a felicitarme”.