La autoridad: en busca de la referencia perdida será el lema de la séptima edición del Congreso Nacional de Educadores Católicos que, organizado por la Fundación Educatio Servanda, se celebrará el 12 de marzo en el colegio Juan Pablo II de Alcorcón. El plazo de inscripción para este congreso –al que cada año acuden quinientos educadores de toda España- concluye el jueves 10 de marzo, y ofrece un interesante descuento para menores de 25 años.
Juan Carlos Corvera, presidente de la Fundación Educatio Servanda, organizadora del evento, explica que «la razón por la que este año hemos situado la autoridad en el centro de la diana es que autoridad y educación se relacionan en proporción directa. En el extremo, sin autoridad no puede darse la educación. Si el discente no reconoce la autoridad del docente, el aprendizaje sólo podrá darse por una vía coercitiva, pero eso no es educación». Y es que ya sea como padres, ya como docentes, o simplemente en calidad de observadores, nadie es ajeno al paulatino desprestigio y deterioro del que el concepto de autoridad ha venido siendo objeto en las últimas décadas, adjudicándole casi siempre connotaciones negativas que confunden, cuando no pervierten el verdadero significado del término. Las consecuencias de este deterioro se hacen visibles cada día en una quiebra social, que se deja sentir en las diferentes esferas del ámbito público y privado, se manifiestan con especial énfasis en el campo de la educación, empezando por la que es la célula vital y base fundamental de la sociedad: la familia. Es un hecho que el mundo que vivimos no parece creer ya en la autoridad como principio clave para regular casi ningún aspecto de la vida colectiva.
Y, sin embargo, la autoridad bien entendida, cuya importancia como institución la hace merecedora de respeto por su función social, y resulta inseparable de conceptos de tanta relevancia como la legitimidad, dignidad, calidad y excelencia, ha sido durante siglos uno de esos elementos clave que contribuyeron a dar cohesión y vertebrar el mundo. Tanto es así que Hannah Arendt ya advertía que si desaparecía la autoridad, con ella se hundirían los fundamentos del mundo Luego, si como parece obvio, la educación, por su propia naturaleza, no puede renunciar a la autoridad, ¿por qué ésta sigue siendo objeto de permanente controversia?, ¿cómo hemos llegado hasta aquí?, ¿en qué punto la autoridad paterna se diluyó frente al capricho de los hijos?, ¿puede un maestro optimizar la educación que presta en el ejercicio de su vocación, con el panorama infantil y juvenil que se le presenta en el aula?, ¿es factible recuperar en el mundo que vivimos la autoridad? A estas y otras preguntas quiere dar respuesta este VII Congreso Nacional de Educadores Católicos que contará, como siempre, con los mejores especialistas en la materia. Este año ilustrarán sobre la cuestión el doctor en Educación y Licenciado en Psicopedagogía, Santiago Sastre, los coachers Borja Milans del Bosch y José Ballesteros, los doctores en pedagogía, Juan José Javaloyes y Elda Millán, así como José María Contreras, formador y coacher.
La Fundación Educatio Servanda es una institución sin ánimo de lucro dedicada a la promoción de la educación católica en España. Está inscrita en el Registro de Fundaciones del Ministerio de Educación y Ciencia con el número 937. De reciente creación, esta organización ha sido fundada y es dirigida actualmente por Juan Carlos Corvera Córdoba y su esposa Silvia Cano García.
Educatio Servanda no está vinculada a ningún movimiento de la Iglesia, ni es iniciativa de ninguna realidad eclesiástica definida. Parte de la toma de conciencia por parte de un grupo de familias cristianas, profesionales de diversos campos de la vida social, de la grave situación de la educación en España. Este grupo de familias concluyó que era urgente actuar, tomar partido, responder a la llamada que incluso el Santo Padre Benedicto XVI hacía al ámbito educativo cuando hablaba de que existe en la actualidad una verdadera «emergencia educativa». De esta manera, en comunión con sus obispos y ayudados por sacerdotes diocesanos, este grupo de familias decidió crear la fundación.