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Lunes, 04 abril 2016 14:03

La diócesis de Burgos aboga por una «mayor participación y compromiso en el acercamiento los necesitados»

A pesar del frío y lo poco apetecible de la tarde, decenas de cristianos burgaleses han querido manifestar a la sociedad su deseo de vivir más y mejor las obras de misericordia espirituales y corporales. Ha sido el arzobispo, monseñor Fidel Herráez Vegas, quien ha dado lectura a un comunicado fruto de la reflexión que durante semanas atrás han realizado diversas parroquias, comunidades cristianas y movimientos apostólicos de toda la provincia. «En sus aportaciones dominan algunas constantes que merecen ser destacadas de modo público como expresión de lo que está significando este Año jubilar en nuestra diócesis», ha dicho el arzobispo.

Así, tras la misa que él mismo ha presidido en el monasterio de las Madres Salesas y en el marco del Domingo de la Divina Misericordia, el pastor de la Iglesia burgalesa ha ido desgranando los modos en que la diócesis desea «ser misericordiosa como el Padre es misericordioso». Y lo ha hecho rodeado por representantes de varias instituciones eclesiales que se esfuerzan por llevar a cabo en Burgos las obras de misericordia en un acto que, por razones climatológicas, se ha desarrollado en el interior de la catedral y no en la plaza de Santa María, tal como estaba previsto.

Menos prisa y mayor implicación

Según el trabajo realizado desde días atrás, los cristianos de Burgos intuyen que «nuestra Iglesia es de acogida y de puertas abiertas, aunque a veces se hace de prisa y sin la suficiente escucha, por lo que los gestos y acciones no son suficientemente significativos y organizados». De ahí que se haya pedido «a toda la Iglesia diocesana» una «mayor participación y compromiso en las acciones que suponen un acercamiento a todos los necesitados, a quienes se encuentran en las diversas periferias de nuestra sociedad, y asimismo un mayor ejercicio de comunión y de encuentro entre todos los que está participando activamente en la vida pastoral».

Y es que –en palabras del arzobispo– aunque los cristianos de Burgos «reconocen y valoran positivamente los gestos de acogida y de misericordia que se realizan» desde distintas organizaciones como «Cáritas, albergues para transeúntes, la Casa de acogida San Vicente de Paúl o Manos Unidas» debe, sin embargo, «crecer la conciencia de ser testigos de misericordia ante las situaciones a las que podemos llegar desde nuestra vida eclesial»: «Acercarse a las familias en dificultades por su falta de armonía o porque no puedan llegar con holgura a fin de mes, a los jóvenes que se resignan ante un futuro negro, las mujeres maltratadas, a los inmigrantes marginados e incomprendidos, a los niños que no encuentran cariño en su entorno más inmediato».

Año de la Misericordia en Burgos

El acto del domingo está coordinado por una comisión diocesana coordinadora de los eventos durante este Año de la Misericordia. Al tratarse de un jubileo en el que el papa Francisco invitaba a todos los cristianos del mundo a hacer examen de conciencia y reconciliarse con el Padre, también los miembros de esta comisión valoraron la posibilidad de reflexionar y «hacer examen de conciencia» sobre el modo en que la Iglesia burgalesa en su conjunto vivía la misericordia en su día a día.

Para ello se elaboró un método de trabajo en el que han estado inmersos diversos grupos y parroquias de la diócesis. El pasado 6 de marzo, coincidiendo con el cuarto domingo de Cuaresma, o domingo «Gaudete», se leyó en las eucaristías de distintas parroquias. Las propuestas de esos manifiestos se han recogido ahora en uno diocesano que leerá el arzobispo el próximo domingo públicamente.

Comunicado del arzobispo de Burgos

Reproducimos a continuación el comunicado leído por monseñor Fidel Herráez Vegas con motivo del Año de la Misericordia, en el que se recogen las aportaciones presentadas por distintas parroquias, comunidades cristianas y movimientos apostólicos de la diócesis de Burgos:

«Las parroquias, comunidades cristianas y movimientos apostólicos de nuestra diócesis han reflexionado de modos diversos durante los meses pasados sobre la misericordia y sus exigencias para la vida comunitaria y para el testimonio en nuestra sociedad. En sus aportaciones dominan algunas constantes que merecen ser destacadas de modo público como expresión de lo que está significando este Año jubilar en nuestra diócesis.

Ante todo la acogida gozosa del sorprendente modo de actuar del Padre, tal como se ha manifestado en Jesús, que muestra su amor incansable, que no tiene en cuenta nuestras faltas y debilidades, que se conmueve en sus entrañas al ver el sufrimiento de sus hijos más débiles y las incomprensiones entre los seguidores de los discípulos de su Hijo; en esa lógica se han hecho más conscientes de que debemos ser misericordiosos como el Padre es misericordioso.

Reconocen y valoran positivamente los gestos de acogida y de misericordia que se realizan en acciones concretas: las visitas a centros asistenciales, la generosidad en las colectas en favor de los más necesitados, el esfuerzo generoso de los voluntarios, la apertura de los propios espacios para convivencias y reuniones... Alaban de modo especial las iniciativas de entidades y colectivos que trabajan por crear o fomentar la amistad y la reconciliación, la amistad y el encuentro, la apertura a los diferentes... Asimismo mencionan con reconocimiento de modo especial Caritas, Albergue para transeúntes, la Casa de acogida San Vicente de Paúl, Manos Unidas...

Consideran que, en líneas generales, nuestra Iglesia es de acogida y de puertas abiertas, aunque a veces se hace de prisa y sin la suficiente escucha, por lo que los gestos y acciones no son suficientemente significativos y organizados.

Reconocen que, tanto a nivel personal como comunitario, cuesta olvidar y perdonar las ofensas de los otros, superar los prejuicios y las incomprensiones, establecer actitudes reales de colaboración en un proyecto común, celebrar con más frecuencia y espíritu comunitario el sacramento de la reconciliación...

El discernimiento realizado ha hecho crecer la conciencia de ser testigos de misericordia ante las situaciones a las que podemos llegar desde nuestra vida eclesial: acercarse a las familias en dificultades por su falta de armonía o porque no puedan llegar con holgura a fin de mes, a los jóvenes que se resignan ante un futuro negro, a las mujeres maltratadas, a los inmigrantes marginados e incomprendidos, a los niños que no encuentran cariño en su entorno más inmediato...
Atención especial se ha dedicado al sacramento del perdón, pues nos permite experimentar el perdón de Dios y nos hace más capaces de perdonar con mayor generosidad... Por ello se ha profundizado en la importancia de la oración para cultivar el encuentro personal con el Padre misericordioso de modo que nos haga más misericordiosos en los comportamientos concretos. Se reconoce la rutina con la que nos acercamos al sacramento y se pide que se dé más importancia y relieve al momento penitencial de la celebración eucarística.

Para toda la Iglesia diocesana se pide una mayor participación y compromiso en las acciones que suponen un acercamiento a todos los necesitados, a quienes se encuentran en las diversas periferias de nuestra sociedad, y asimismo un mayor ejercicio de comunión y de encuentro entre todos los que está participando activamente en la vida pastoral.

Damos gracias a Dios por las actitudes y gestos de misericordia que, con su ayuda, se van dando en nuestra diócesis en este año Jubilar. Y pedimos su gracia para seguir avanzando en aquello que necesita mayor participación y compromiso por nuestra parte. Que Él ponga en nuestros corazones los mismos sentimientos compasivos y misericordiosos de su Hijo Jesús».

(Archidiócesis de Burgos)