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Martes, 25 octubre 2016 14:59

Tres días en Sevilla manifestando la misericordia y la diversidad misionera de la Iglesia

La Plaza de San Francisco de Sevilla acogió este pasado fin de semana la Muestra de la Misericordia. En ella se presentaron diversas realidades eclesiales de Sevilla a través del testimonio, la música y la información. Se subrayó el carácter misionero de «una Iglesia en salida», para lo que se contó con la colaboración de la delegación de misiones de Sevilla.

Según informa Isabel Olivares Gilabert, profesora de infantil, misionera y colaboradora con la de Delegación de Misiones de Sevilla, las diversas actividades se desarrollaron siguiendo el lema de este año del DOMUND, Sal de tu tierra. «Tras haber pasado la muestra de la misericordia he de compartir que lo aprendido es que cuando trabajas por el Señor, Él te da el ciento por uno», explica Isabel.

El arzobispo, monseñor Juan José Asenjo Pelegrina, inauguró la muestra la tarde del viernes 21 de octubre. Después llegó el turno de los testimonios misioneros. Fueron ocho, muy diversos y que tenían como hilo común: «Trabajar por Amor a Cristo es encontrar la felicidad».

José Antonio Pérez habló como misionero de retaguardia, dejando claro que había que trabajar haciendo lo ordinario, que se vuelve extraordinario por Amor a Dios, que hay que salir a las periferias, salir de nuestras propias comodidades.

Por su parte, Sor María Luisa Elorza, misionera en la República Democrática del Congo, habló de todas las buenas obras que hace su comunidad por esas tierras y trasmitió la alegría de trabajar por el más pobre.

Miguel Rus y su mujer Paloma, con el padre Diego Román, misioneros en Perú, contaron cómo, fiándose del Señor, lo dejaron todo para ir a tierras desconocidas. Valoraron las oraciones que les han acompañado, «porque sin ellas sería imposible tanto trabajo». El padre Diego tenía a su cargo, en la prelatura de Moyobamba, 80 comunidades, y comentó que lo mejor era trabajar por el Señor y fiarse de Él, “Él sabe lo que pide y te capacita”, dijo.

Yanira Machío, misionera laica, contó su experiencia en un hogar de niños de la calle en Perú y recalcó que no es lo que tu das sino todo lo que recibes cuando das.

María del Carmen Tomás, que, junto a su marido, son un matrimonio de laicos Misioneros Combonianos, explicaron que dejarlo todo y seguir al Señor en familia era el mejor regalo que Dios les había dado. Señalaron en su intervención que «el mundo está necesitado de familias cristianas».

Francisco Blanca, joven misionero laico, transmitió con mucha ilusión que no hace falta salir muy lejos, pero sí es necesario compartir los dones que se tienen con los demás hermanos, «cuando das AMOR con mayúsculas tu felicidad está segura».

Por último, Rosina de los Reyes puso el broche final diciendo que es una alegría trabajar por los más pobres, y que en la sencillez está el Señor.

«Fue una hora en continua vibración donde compartimos al Señor, viendo que hay muchas maneras y muy diferentes de trabajar en la viña del Señor. Con Él todo es más fácil y nunca nos deja solos, pero nos necesita para que otros puedan conocerlo», añade la misionera Isabel Olivares.