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Jueves, 12 enero 2017 07:14

Así actúa Infancia Misionera: «Dar de comer al hambriento»

Así actúa Infancia Misionera: «Dar de comer al hambriento»

Infancia Misionera, gracias a la generosidad de los niños de todo el mundo, sostiene cerca de 2.800 proyectos dirigidos a los más pequeños, en verdadera necesidad. Pequeños que nos interpelan, como decía el Papa Francisco en la Misa de Nochebuena: «Dejémonos interpelar por el Niño en el pesebre, pero dejémonos interpelar también por los niños que, hoy, no están recostados en una cuna ni acariciados por el afecto de una madre ni de un padre, sino que yacen en los escuálidos «pesebres donde se devora su dignidad»: en el refugio subterráneo para escapar de los bombardeos, sobre las aceras de una gran ciudad, en el fondo de una barcaza repleta de emigrantes. Dejémonos interpelar por los niños a los que no se les deja nacer, por los que lloran porque nadie les sacia su hambre, por los que no tienen en sus manos juguetes, sino armas».

Infancia Misionera ha financiado proyectos de alimentación en los cinco continentes, literalmente, lo que muestra, por desgracia, que las lágrimas de hambre, a las que hacía referencia el Papa, caen de las mejillas de niños de todo el mundo. Así, entre muchos otros proyectos en África, se han enviado 6.000 euros a la hermana Adriana Nishiyama, para la compra de alimentos, sobre todo leche, para los niños de Bafatá, en Guinea-Bissau, apoyando la labor que hace esta religiosa y el personal de esta diócesis en la prevención de la desnutrición a través de los Centros de Recuperación Nutricional.

En América, en concreto en Colombia, Infancia Misionera ha financiado con 10.000 dólares el comedor de primera infancia del Vicariato Apostólico de Inírida, a orillas del río del mismo nombre. Con este dinero se comprará arroz, verduras, pescado, carne, legumbres, frutas, huevos, etc. Muchos de los niños de este comedor son desplazados de otros lugares por culpa del conflicto armado que sacude el país.

En Asia, entre otras ayudas, se han enviado 5.000 dólares a la parroquia de Mundumala, en Bangladesh. La parroquia abarca 70 aldeas en una zona tribal y la gente es muy pobre, por lo que muchos pequeños sufren de malnutrición. La parroquia ha asumido la responsabilidad de dar alimento a 410 niños, a los que se escolariza en diversas escuelas.

En Oceanía, en las Islas Cook está Rarotonga, a unos 3.000 kilómetros al este de Nueva Zelanda. Allí el padre Paul Donoghue lleva adelante un proyecto diocesano de ayuda a niños necesitados. Se le han enviado 2.000 dólares para gastos de alimentación de 30 niños. Sus padres trabajan en el extranjero dejando a sus hijos con los abuelos en casa. A muchos abuelos les cuesta mantener a sus nietos, porque no tienen ingresos.

También en Europa los niños lloran. Se han enviado 6.000 dólares para mantener la «mesa abierta» para niños necesitados en Lumas, en las montañas de Albania. Allí está el Centro Vicenciano, donde a este proyecto de alimentar a 120 niños lo llaman «el amor no tiene fronteras», muy en la línea de Infancia Misionera. Con este dinero, sor Rosaria Scuotto y sus hermanas Hijas de la Caridad comprarán pan, pasta, arroz, carne, fruta...