l mes próximo comenzará el proceso de beatificación del cardenal Celso Costantini, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, precisamente el organismo de la Santa Sede del que dependen, como su instrumento de cooperación, las Obras Misionales Pontificias. Fue el responsable de las misiones católicas de todo el mundo como secretario de dicha congregación y, a partir de 1953, como prefecto, en una época marcada por la persecución de la Iglesia en China.
Nacido en 1876 en Castions, un pueblecito del Friulí italiano, no muy lejos de la actual frontera con Eslovenia, se ordenó sacerdote en 1899. En 1922 fue nombrado delegado apostólico en China, el primero en serlo, y, de 1935 a 1953, ocuparía el puesto de secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, año en que, creado cardenal, sería nombrado prefecto de dicho dicasterio pontificio.
Es de destacar el esfuerzo que llevó adelante en todos los ámbitos por lograr que la Iglesia china se convirtiera en una verdadera Iglesia local, logrando que se ordenaran los seis primeros obispos chinos en 1926. También logró reunir el primer sínodo de obispos de China, en 1924. Promovió el arte cristiano chino y estableció además nuevas jurisdicciones eclesiásticas que dejó en manos del clero chino. De hecho, como sostienen los postuladores de la causa, gracias a él la Iglesia china pudo pasar a la clandestinidad, tras la revolución comunista, y permanecer fuerte y fiel hasta nuestros días.
La apertura del proceso formal de beatificación está fijada para el 17 de octubre en la catedral de Concordia, diócesis de la que era originario. La Congregación de las Causas de los Santos aceptó su causa iniciada por la diócesis de Concordia-Pordenone y reconoció al cardenal como “siervo de Dios”, el 24 de junio de 2016.
Hombre polifacético y escultor de talento, creó en 1912 en Milán la Sociedad de los Amigos del Arte Cristiano y fundó la revista Arte Cristiana, que todavía se edita en la capital lombarda. Entre sus méritos destaca el haber salvado de la persecución y la deportación, durante los años de la guerra, entre otros, al político italiano Alcide de Gasperi, que se convertiría en primer ministro italiano y artífice de la Unión Europea.