El santo padre Francisco presidió este martes por la mañana en el Vaticano, el rito de la última ‘commendatio’ y de la “valedictio’, al concluir el funeral del cardenal Gilberto Agustoni.

Cuando fallece un purpurado, como sucedió el viernes 13 con el prefecto emérito del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica, se celebra la santa misa en el altar de la Cátedra de la basílica de San Pedro, en esta ocasión presidida por el cardenal decano, Angelo Sodano, concelebrada por 18 cardenales entre los cuales el secretario de estado Pietro Parolin, y con la presencia del Coro de la Capilla Sixtina.

En su homilía el cardenal Sodano recordó que el purpurado muerto a los 94 años de edad «ha concluido su vida terrena para abrir los ojos a la eternidad» y que: «In pace Christi era el deseo que los primeros cristianos incidían en muchas lápidas de las catacumbas romanas».

El cardenal recordó que el difunto purpurado tenía «una fe que edificó a muchos de nosotros que lo hemos conocido aquí en Roma, quien desde los años 1950 dedicó toda su vida al servicio de la Santa Sede. Aunque conservando siempre el su corazón el recuerdo de su querida comunidad suiza, él siempre edificó con su gran amor a la Iglesia de Roma».