Después de la aprobación de un decreto que endurece la Ley de Migraciones en Argentina, la Comisión Episcopal de Migraciones y Turismo llamó a «convertir hostilidad en hospitalidad, rechazo en acogida» y alertó del «riesgo de una grave vulneración a los derechos de los migrantes».
La modificación de la Ley 25.871 de Migraciones a través del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que aprobó el Poder Ejecutivo Nacional, regula las condiciones de ingreso y permanencia de extranjeros en el país que tengan condenas penales o antecedentes relacionados con delitos por tráfico de drogas, personas, armas, órganos, lavado de activos e inversiones ilícitas y corrupción.
La Comisión explicó mediante comunicado de prensa el pasado 19 de abril, que el DNU «vulneraría derechos constitucionales garantizados en la Constitución Nacional y en tratados internacionales» tales como: la Convención sobre Derechos del Niño, la Convención de Derechos de Trabajadores Migrantes y sus familias y la Convención de Derechos Humanos.
«Si bien el DNU está dirigido a enfrentar la criminalidad, puede afectar los derechos de las víctimas de delitos», explicó el texto.
«¿Existe algún dato que justifique la necesidad o urgencia de la reforma de la Ley de Migraciones a través de un DNU?», cuestionó la comisión episcopal.
«Necesitamos convertir hostilidad en hospitalidad, rechazo en acogida», advirtió la comisión y recordó las palabras del Papa Francisco en la Jornada Mundial del Migrante, 2016 que dijo: «La Iglesia apoya a todos los que se esfuerzan por defender los derechos de todos a vivir con dignidad».
«La Iglesia Católica reconoce distintos rostros de ‘pobres y excluidos’ en nuestra nación, entre ellos el de los migrantes. En muchas ocasiones viven situaciones de pobreza y marginación y a veces son acusados de los males de nuestra sociedad», reflexionó.
Asimismo, la comisión episcopal explicó que «Argentina ha recibido siempre como hermanos e hijos a los migrantes de todo el mundo y, en especial en estas últimas décadas, los de los países limítrofes y de América Latina».
«Favorecer el desarrollo de una cultura de respeto y solidaridad con el migrante, debe seguir distinguiéndonos… porque fui forastero y me alojaron…», agregó el texto.
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