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Miércoles, 10 mayo 2017 13:38

Una comunidad de misioneros para acoger a los miles de inmigrantes del Mediterráneo

Una comunidad de misioneros para acoger a los miles de inmigrantes del Mediterráneo

En el año 2013 nació la idea de crear un equipo de misioneros de varias congregaciones para estar cerca de los dramas que se viven en el Mediterráneo con la llegada de refugiados a Lampedusa, la isla más al sur de Italia, a 113 kilómetros de distancia de Túnez. El Comité de Institutos Misioneros de Italia puso en marcha este proyecto, por lo que, tras analizar que los refugiados sólo están de paso por Lampedusa, se consideró que lo más apropiado era establecerse en Modica, en la cercana Sicilia. Así llegaron dos sacerdotes y dos religiosas. Este equipo trabaja en estrecha colaboración con Cáritas y las demás organizaciones que trabajan en el terreno.

Se vio además la necesidad de establecer centros de acogida para los inmigrantes, donde pudieran encontrarse con alguien que les ayudara a obtener documentos oficiales, ser atendidos por un médico, un psicólogo o un asistente social. En la actualidad estos centros son de tamaño medio, con capacidad para unas veinte personas. Se busca además conocer las habilidades y capacidades de estas personas para ayudarles también a que puedan ganarse la vida por ellos mismos.

Uno de los grandes desafíos de estos últimos tiempos, según informan los misioneros, ha sido la llegada de numerosos menores no acompañados. Corren el riesgo de acabar en la calle. Para evitarlo, las religiosas salesianas han puesto a su disposición algunos locales.

Según cuenta este equipo intercongregacional, la primera ola de inmigrantes la constituían sobre todo tunecinos. La actual, en cambio, está formada de personas que vienen de Etiopía y de África Occidental. La gran mayoría son musulmanes. Además, algunos, como los llegados de Mali, son analfabetos. El conocimiento que tienen los misioneros de sus idiomas ayuda a romper la incomunicación. Por ejemplo, el padre blanco Vittorio Bonfanti, con su conocimiento del bambara, ha podido ayudar a quienes vienen del mismo Mali, de Guinea, de Burkina Faso y de Senegal. Como señalan los misioneros, ponerse en contacto ellos, compartir su situación e involucrarse es la esencia de esta nueva cara de la misión.