El pasado viernes, 20 de mayo, fallecía en Madrid el reportero y deportista Miguel de la Quadra-Salcedo. Con 84 años de edad, tuvo una vida cargada de emociones, viajes y vivencias. Una de estas vivencias fue cubrir, como reportero de Televisión Española, el fallecimiento de cuatro misioneras. Eran religiosas Dominicas del Rosario, y murieron asesinadas en 1964 en el Congo. El primer reportero en llegar allí fue precisamente Miguel. Él mismo lo contó el 25 de noviembre de 2014 – pasados cincuenta años del asesinato – en la capilla de las Misioneras Dominicas del Rosario, en una emocionante ceremonia para recordar a aquellas misioneras mártires: María Justa, María del Buen Consejo, María Cándida y María Olimpia.
Miguel contó cómo se ofreció voluntario para ir a cubrir la noticia del asesinato. Acababa de llegar de estar cuatro años en el Amazonas y, prácticamente sin pasar por casa, tomó su cámara y se fue al Congo. Primero Kinshasa, la capital. Después logró llegar a Stanleyville, la actual Kisangani, en busca de la misión de aquellas misioneras españolas. En medio de peligros, llegó al lugar y puso las cruces encima de las tumbas de las religiosas. En la misión de las hermanas, recogió sus pertenencias y también pudo rescatar el sagrario.
Es el mismo sagrario que hoy está en la capilla de las religiosas, por lo que para Miguel, cincuenta años después, fue un momento emocionante volver a encontrarse con él. Lo recordaba así: «Lo moví y vi que había algo dentro... Me lo traje de vuelta en el avión con una tela, en mis rodillas con todas las formas que había dentro desde el Congo hasta aquí... ha sido mi compañero». Recordó también cómo comulgaron en aquella Navidad de 1964, en la misma capilla donde hablaba, con las formas traídas desde la casa de las mártires...
Las Misioneras Dominicas del Rosario han recibido «con tristeza la noticia del fallecimiento del reportero Miguel de la Quadra-Salcedo, quien realizó la arriesgada misión de hacer un reportaje sobre la guerra en el Congo y, con la valentía e intrepidez que siempre le caracterizó, pudo rescatar el sagrario y algunos objetos personales de nuestras queridas hermanas mártires del Congo. En la Eucaristía que se celebró en Madrid con motivo de los 50 años del suceso, dio su testimonio cargado de emoción y sentimiento. Que Dios lo tenga en su Santa Gloria».