El Nuncio de Su Santidad en España, Mons. Renzo Fratini, ha dirigido unas palabras de saludo a los obispos reunidos en la CV Asamblea Plenaria de la CEE. Ha comenzado su mensaje ha manifestado que “me alegra percibir, en cada uno de los pasos del temario, la imagen de la Iglesia que, en el ejercicio samaritano de su misión, está dirigida por aquellas virtudes que le permiten caminar en el espíritu, esto es, en la fe, en la esperanza, en la caridad”.
En especial, ha remarcado “el servicio de la Iglesia a los pobres”, alentando a los prelados “en el esclarecimiento de los motivos para el compromiso y para la esperanza. La dependencia filial de Dios, fundamento y origen de todo bien, sitúa a la Iglesia en aquella disposición interior por la que el Hijo unigénito del Padre se anonadó, y "siendo rico, por nosotros se hizo pobre enriqueciéndonos con su pobreza" (2Cor 8,9). El Papa Francisco lo recordaba claramente: "La pobreza, para nosotros cristianos, no es una categoría sociológica o filosófica y cultural: no; es una categoría teologal. Diría, tal vez la primera categoría, porque aquel Dios, el Hijo de Dios, se abajó, se hizo pobre para caminar con nosotros por el camino. Y esta es nuestra pobreza: la pobreza de la carne de Cristo, la pobreza que nos ha traído el Hijo de Dios con su Encarnación. Una Iglesia pobre para los pobres empieza con ir hacia la carne de Cristo. Si vamos hacia la carne de Cristo, comenzamos a entender algo, a entender qué es esta pobreza, la pobreza del Señor" (18.5.13)”.
Para Mons. Fratini, “el camino hacia un justo bienestar no ignora que el verdadero desarrollo engloba los aspectos económico, social, cultural y espiritual. Una mentalidad individualista, competitiva y hedonista, ha de encontrar en los creyentes en Cristo la solidaridad, la misericordia, la defensa integral de la persona humana desde el compromiso de la fe, la cual proyecta su luz sobre los bienes de este mundo y sobre las actitudes profundas del corazón humano. La fe en Cristo, que también enseña que Él ha querido identificarse con el pobre necesitado, lleva a los cristianos al compromiso en la solidaridad con los pobres. De cara a ese compromiso, signo de esperanza y testimonio de que otro mundo es posible, podría considerarse, en clave positiva, cómo en concreto se debería funcionar, desde los principios morales, para que la economía de mercado afronte una mejora de la situación”.
“Al mismo tiempo, ha dicho, nuestra atención social, que anhela que las personas vivan dignamente, no está separada de nuestra atención espiritual, dimensión en la cual la pobreza destaca como uno de los principales valores del Evangelio. La pobreza enseña la referencia a un despojo de todo aquello que intenta tapar la radical necesidad, la cual no la pueden saciar los bienes de este mundo”. Y es que, ha apuntado, “no miramos la pobreza con ojos de sociólogo, o de una ideología concreta. Tentación permanente como una forma de entender el mesianismo de Cristo. Miramos la pobreza también como reflejo de la realidad del hombre, que es radicalmente necesitado y que, consciente de su necesidad, es también capaz de solidarizarse y compartir, es capaz de generosidad. Esta virtud, la generosidad, brilla particularmente en la defensa de la vida y de la familia como parte integrante del bien común y de los bienes fundamentales de cada persona. La generosidad se vive en el espacio concreto de la familia”.
Familia y vida
El Nuncio de Su Santidad en España ha recordado a los prelados españoles que “la Secretaría del Sínodo de Obispos, que prepara el gran encuentro previsto el próximo mes de octubre, les invita a colaborar en la preparación del Instrumentum laboris”. “La crisis de fe ha conllevado la crisis del matrimonio y de la familia e interrumpido su trasmisión a los hijos. Urge señalar la conversión misionera vinculada a estos problemas reales de la vida humana que se han secularizado tan profundamente. A pesar de ello existe el imborrable dato positivo del "deseo de familia" que propicia la acogida del Evangelio. La trasmisión de la fe es dimensión intrínseca de la identidad cristiana y le compete a esta Iglesia doméstica. Es nuestro propósito estar junto a las familias en situaciones extremas, estudiar aquellas estrategias que ayudan a prevenir estas situaciones y sostener y reforzar el vínculo matrimonial abierto a la vida conforme al Evangelio de la Familia. La Iglesia les expresa su aprecio, agradecimiento y aliento”.
El nuevo proyecto de Plan Pastoral y el Año Teresiano han sido otros temas abordados por Mons. Fratini en su discurso. Los jóvenes, ha dicho, “desde sus inquietudes vitales espirituales, formuladas en sus inquietas preguntas acerca del por qué y el para qué, de mano de Teresa, y con el testimonio de su compartida experiencia, pueden buscar el sentido de su vida hasta encontrarlo en el rostro humanado de Cristo. Él es el Único capaz de sacar de su soledad al joven y darle el valor del silencio interior que vivifica por el amor de Jesucristo todas las obras. Los jóvenes cristianos pueden descubrir en Teresa de Jesús dónde está el camino y dónde está verdaderamente el Amigo del alma que produce la alegría capaz de contagiar. Así, nuestros jóvenes podrán emprender, con seguridad y coherencia, un compromiso de vida que contribuya realmente al bien común de la Iglesia y de la sociedad”.
Ha concluido expresando su “deseo de que los trabajos de esta Asamblea Plenaria alienten a todos "a adentrarnos en nuestro castillo interior y salir fuera, a "hacerse espaldas unos a otros... para ir adelante"... entrar en Dios y salir con su amor a servir a los hermanos"” (Carta del Papa Francisco al Obispo de Ávila; 28.3.15).