El cardenal Tagle de 58 años, fue nombrado el pasado año presidente de Caritas Internationalis. La semana pasada participaba en la 45ª Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada, celebrada en Madrid, con una conferencia titulada ‘Caridad y misericordia: curar las heridas del mundo’. En esta entrevista para Agencia SIC, nos habla de estas heridas, de la Fe en Asia y de la importancia de la utilización de las redes sociales para llegar a todo el mundo, sobre todo a los jóvenes. Nos recuerda que la fe en Filipinas viene de misioneros europeos. Se atreve con todo, hasta de cocinar en su programa de televisión, con tal de transmitir el Evangelio.
P. En mayo hará un año que le nombraron presidente de Cáritas Internationalis ¿Cómo ha vivido este año la frente de Cáritas? ¿Qué retos se presentan para los próximos 3 años? Además es el primer asiático en presidir esta organización...
R. Mi mandato dura cuatro años. Ya he cumplido el primer año. En este año pasado han ocurrido muchos conflictos y también catástrofes naturales. Así que gran parte de nuestro trabajo en Caritas Internationalis ha consistido en movilizar ayuda internacional para los refugiados, emigrantes y supervivientes de desastres naturales.
Al mismo tiempo, estamos haciendo llamamientos con el fin de concienciar a todo el mundo con diferentes problemas: por ejemplo, por la paz en Siria. Entendemos que los refugiados no pueden vivir siempre como refugiados, ninguna persona podría vivir toda su vida como un migrante, continuamente en movimiento. Hay que poner solución y esta solución tiene que ir a la raíz del problema. Lo que lleva preguntarse: ¿por qué la gente se ve forzada a marcharse? Muchos de ellos no desean abandonar su país, pero debido a las guerras se ven forzados...
Así que parte del trabajo de Caritas Internationalis este año, ha consistido en abogar por la paz. Otra de las cuestiones por las que hemos y estamos trabajando está siendo el cambio climático: hemos trabajado duramente para el encuentro en París del día 21 y ahora estamos participando en el World Humanitarian Summit que se celebrará en Estambul el próximo 30 de abril. Gran parte del trabajo, como ves, tiene que ver con emergencias, pero también con propuestas.
Para los próximos tres años el trabajo ya está programado, porque cuando me eligieron como presidente, la Asamblea General de Cáritas Internationalis aprobó algunas orientaciones estratégicas para los próximos cuatro años. Por ejemplo: que Cáritas sea como el corazón de la iglesia. Que se pueda ver a la Iglesia no como una institución sino como una comunidad viva con amor, una comunidad amante. Estamos trabajando para que incluso los parias tengan caritas para tener una comunidad de amor. Otra de las orientaciones es hacer que la respuesta humanitaria y los esfuerzos de ayuda estén más organizados a nivel internacional. En tercer lugar, construir comunidades resilientes y enfrentar la raíz de los problemas.
Otro punto importante para trabajar es ir adoptando estándares de gestión como la transparencia. Que haya una contabilidad apropiada, de manera que sigamos criterios comunes a nivel internacional.
Finalmente y algo también constante y que une todo lo demás está el trabajar por la formación del corazón: la asamblea general expresó que nuestros voluntarios y trabajadores de Cáritas no deberían ser tan sólo «trabajadores sociales», deberían ser también instrumentos de la Iglesia y la presencia de Jesús que ama a los pobres. La formación humana y espiritual de estas personas es muy importante.
La tarea ya está ahí, ahora hay que llevarla a cabo.
P. ‘Caridad y misericordia: curar las heridas del mundo’ es el título de su conferencia en la 45ª Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada que se celebra estos días en Madrid, ¿Qué heridas tiene actualmente el mundo? ¿Cómo se curan?
R. En la historia de la humanidad siempre ha habido heridas. Las heridas son más o menos las mismas. Cambian un poco aquí o allá en el modo en que infligimos las heridas. Por ejemplo, antes de disponer de armas nucleares, se mataba con flechas y ese tipo armas, pero ahora podemos matar comunidades enteras, incluso eliminar naciones completas.
Las heridas siempre han estado ahí, pero ahora, todos estamos impresionados y asustados ante la capacidad de la tecnología y la capacidad que ahora tienen los seres humanos para herir más, para infligir más heridas, usando nuestras propias invenciones.
Somos realmente muy buenos creativos, inventamos cosas buenas, pero usamos esas mismas cosas para herir a otros. Así que ¿cómo curar estas heridas?
En la Iglesia, en Cáritas, no nos hacemos la ilusión de que podemos resolver todos los problemas. No nos hacemos ilusiones con que las heridas desaparecerán totalmente. Pero algo que ayuda a sanar las heridas es la presencia, una presencia amorosa. Lo vemos en Cáritas, incluso cuando el problema sigue existiendo. Cuando las personas sienten que son amadas, que son consideradas importantes y tú les acompañas, entonces ven esperanza, ven que pueden avanzar, que pueden aguantar.
Por otra parte, asistir especialmente a los pobres, no sólo con ayuda humanitaria, también dándoles oportunidad para la educación, enseñándoles hábitos de vida, y mostrándoles que hay oportunidades para seguir adelante. Y a nivel internacional, ser la voz de la paz y la verdad. Esto no lo solucionará todo, pero todos tenemos que hacer nuestra aportación.
La iglesia puede hacer un llamamiento a nivel internacional, a todas las demás instituciones a que trabajen conjuntamente Ninguna institución por si sola puede solucionar todos los problemas. Es totalmente necesaria una colaboración entre todas.
P. Llamó mucho la atención la procesión con el Santísimo celebrada dentro del marco del Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Filipinas. ¿A qué se debe esta profunda fe de Filipinas? ¿Cómo ve usted el horizonte de la Fe Católica en Occidente?
R. No olvidemos que nosotros, en filipinas, recibimos en su momento misioneros de España, Italia, Francia, Alemania... muchos pueblos han ayudado a los filipinos a aprender la Fe. Creo que somos muy afortunados porque una expresión de fe ha permanecido y ha entrado a formar parte de nuestra cultura y es la religiosidad popular.
A través de la religiosidad popular la fe se transmite de unos a otros, entre personas individuales, incluso entre las que no han recibido altos niveles de educación. Se transmite en las familias: las abuelas con sus velas, con sus rosarios y devociones... Eso es muy poderoso.
Pero también sabemos que la religiosidad popular no es suficiente. Por eso, necesitamos formación bíblica y catequética además de implicación social. Si pueden participar en procesiones, también pueden participar en otros proyectos de la comunidad para ayudar a los pobres.
La fe será fuerte entonces, y será vivida e invadirá la vida diaria. No podemos evitar que los modos de pensar de otras culturas entren en la nuestra. Pero sí podemos preparar a las personas para que elijan sabiamente.
P. Tiene perfiles en RRSS... ¿considera que la nueva evangelización pasa por estas herramientas de comunicación social?
R. Estoy muy presente. Tengo un programa de televisión todos los domingos y los martes. Si sólo predico en la misa del domingo, sólo llego a la audiencia presente. A través de los medios de comunicación (los tradicionales y los nuevos) puedo llegar a mucha más gente, sobre todo a los jóvenes. Al menos eso intento, por ejemplo, cocinando en mi programa: comida simple pero nutritiva. Y mientras cocinaba me iban haciendo preguntas a cerca de la fe, y de diferentes aspectos de la vida...
(Lourdes Artola – Agencia SIC)