Durante todo el año próximo, 2017, la Familia Vicenciana celebrará sus 400 años de carisma vicenciano. Para ello, desde muchos lugares van llegando reflexiones, programaciones, diversos materiales para una mejor celebración de este acontecimiento tan importante para toda la Familia Vicenciana.
Entre los materiales está la letra, la partitura y la música en formato MP3 de la canción seleccionada para esta celebración. La canción se titula La puerta está abierta y es una referencia al lema escogido, del capítulo 25 del Evangelio de San Mateo, para estos 400 años del carisma vicenciano: «Fui forastero y me acogisteis». Su autor es Jim Twohy. Y la letra, en castellano, ha sido adaptada por Javier Fernández Chento. La canción está considerada como el himno o la música oficial de esta efeméride cuatricentenaria.
Según los vicencianos, este acontecimiento histórico es como un tiempo especial de gracia y renovación. Explican que esta celebración «nos plantea la necesidad de una evaluación profunda de la vivencia y la asimilación del carisma vicenciano, con vistas a construir un nuevo tiempo de esperanza y compromiso renovado y creativo en el servicio vicenciano a los pobres. Es un momento de abrir las puertas a un tiempo futuro de mayor compromiso profético en la construcción de una vida justa y digna para los pobres (...). Es tiempo para desarrollar un esfuerzo serio de discernimiento para garantizar la fidelidad, sin caer en la tentación de repetir el pasado, de acomodarse o cerrarse en actitudes y prácticas incompatibles con las exigencias actuales del carisma vicenciano. Es tiempo oportuno para renovar y configurar decididamente la misión vicenciana ‘en el movimiento de la misericordia’. Es un momento privilegiado para, en un mundo marcado por el fin de las utopías y la presencia de la cultura de la apatía y del individualismo consumista, renovar y abrazar la utopía del Reino que pertenece a los pobres».
La Familia Vicenciana comprende a muchos fieles, mujeres y hombres comprometidos por el Evangelio, que siguiendo los pasos de San Vicente de Paúl, quieren continuar la misión de Cristo anunciando a los pobres la Buena Nueva del amor de Dios mediante el servicio corporal y espiritual. Algunos de ellos se han entregado a Dios en comunidades de sacerdotes, religiosos y religiosas, como los Padres Paúles y las Hijas de la Caridad, mientras que otros permanecen laicos en el mundo. Todos ellos conscientes, como decía su fundador, San Vicente de Paúl, que la «libertad solo se encuentra en el amor de Dios».