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Jueves, 24 noviembre 2016 13:17

Cristianos de Pakistán: el pueblo fiel. El padre Morris Jalal en 'Tras las huellas del Nazareno'

El Padre Morris Jalal, sacerdote capuchino de Pakistán y Director de «Catholic TV Pakistan», comenzó su testimonio en Tras las Huellas del Nazareno en el programa publicado el pasado 9 de noviembre de 2016. Habló con mucha valentía, ante las cámaras de la Fundación EUK Mamie – HM Televisión, de la situación de la comunidad cristiana en su país, un Pakistán fuertemente islamizado, donde la Sharia hace sufrir enormes pruebas a los cristianos, acosados por muchas formas de discriminación y expuestos a ser condenados a muerte en cualquier momento por la ley de la blasfemia.

En este capítulo de Tras las Huellas del Nazareno, el P. Morris Jajal se centra en describir la enorme fe de la comunidad cristiana, contando ejemplos conmovedores y grandemente aleccionadores de estos hermanos nuestros, auténticos campeones de la fe.

«A más sufrimiento, más fe»

El P. Morris Jalal está convencido de que la presencia de la comunidad cristiana es muy importante en Pakistán: «Como cristiano pakistaní, creo que es también nuestra misión dar testimonio de Jesucristo en situaciones difíciles, como esta. Nuestra presencia cristiana es muy importante en un país tan islámico como este. Yo creo que Dios tiene un plan especial para nosotros, el plan de estar presentes en situaciones con estas y dar testimonio de la caridad cristiana, del amor cristiano y de la manera de vivir de los cristianos».

El P. Morris explica que, los mejores colegios de Pakistán son los colegios católicos. Su prestigio es tan grande que todos los musulmanes están deseando plaza en ellos. Los colegios católicos se convierten así en oportunidades para dar a conocer la fe y los valores cristianos: «Transmitiendo estos valores, creemos estar dando testimonio de Jesucristo en este país tan islámico. Para nosotros, esto es muy valioso y muy importante. Por esto, nos da igual vivir en medio de tantas dificultades, y tener que enfrentarnos con tantos sufrimientos, problemas y retos».

Lo que el P. Morris constata es que, en Pakistán, el sufrimiento de los cristianos les ha hecho crecer enormemente en su fe: «Pero una cosa que les quiero decir, es que nuestra gente tiene una fe muy fuerte. Cuanto más sufrimiento hay, más se fortalece la fe de nuestro pueblo. Esto es muy edificante en Pakistán: nuestra gente nunca pierde la esperanza, y crecen en una fe cada vez más y más fuerte».

Los cristianos pakistanís viven su fe en el día a día, dispuestos a entregar su vida por Cristo. Entregar la vida no metafóricamente, sino de manera real: «¿Sabes? La iglesia en Pakistán tiene una fe muy fuerte. En las situaciones de sufrimiento, los cristianos no se retractan, no retroceden. Al contrario, enfrentan la situación con los valores que Cristo nos enseñó, con los valores del Evangelio y de la fe. Muchas veces se les fuerza para que acepten el Islam. Muchos jóvenes, especialmente mujeres, son secuestradas, violadas y obligadas a convertirse al Islam. Pero es de apreciar que nuestros jóvenes, aunque somos una minoría muy pequeña, aún en medio del sufrimiento, tienen una fe muy fuerte, y están dispuestos a dar sus vidas por su fe y por Cristo. Esto es el martirio. Están dispuestos a dar sus vidas, pero nunca dejarán su fe».

Cristo entre los hombres

El P. Morris afronta muchas situaciones difíciles a causa de su fe cada día. Sabe que, para poder perseverar, necesita vivir fuertemente su fe y su sacerdocio, muy unido a sus hermanos sacerdotes: «Siendo sacerdote católico, y viviendo en Pakistán, vivimos estos retos todos los días. Pero estoy convencido que, siendo sacerdote, primero tengo que vivir mi propia fe como un cristiano fuerte, como un seguidor fiel de Cristo. A través de la oración, y con la ayuda de mis hermanos sacerdotes, y nuestra formación sacerdotal, vivo fielmente mi fe como sacerdote católico. Nos encontramos con muchas dificultades y problemas. Pero yo no tengo miedo, te lo digo sinceramente. Para mi es parte de mi vida. Es nuestro modo de vida. (...) Afrontamos los problemas. Yo, como sacerdote, afronto los retos, y animo a mi gente a afrontarlos, especialmente a los jóvenes, para que vivan su fe». La unión entre los sacerdotes en Pakistán es muy grande: «Estamos muy unidos en todo, y cuando uno tiene problemas, todos los demás sacerdotes le ayudamos y apoyamos. Por ejemplo, si un problema aparece en una parroquia, todos los párrocos cercanos nos ofrecemos deprisa a ayudar y ver qué podemos hacer».

Ante todas las dificultades surgidas ante la islamización de Pakistán, la Iglesia ha tomado muy en serio la formación de sus sacerdotes y de toda la comunidad cristiana. Los sacerdote están muy bien formados para afrontar un diálogo interreligioso: «Primeramente, en los seminarios, el programa de formación va dirigido a eso. El diálogo interreligioso es una parte primordial del programa. Hay dificultades y problemas que podemos resolver a través de dialogo interreligioso». Y los sacerdotes trabajan mucho para formar en la fe y en la vida de oración a los cristianos, especialmente a los jóvenes: «En segundo lugar, damos mucha formación en las parroquias a nuestros jóvenes. Así fortalecen su fe católica. Para nosotros eso es muy importante. Para eso damos mucha catequesis, catequesis básica. En Pakistán, a la gente les gusta mucho leer la Biblia. La Palabra de Dios es muy importante en Pakistán. Hay muchos círculos de estudio de la Sagrada Escritura, para los jóvenes en las parroquias. A través de los grupos juveniles, de tiempos dedicados a la oración y a la meditación, compartiendo la Palabra de Dios, la vida y el trabajo en la comunidad parroquial, fortalecemos a nuestros jóvenes. Por eso cuando en sus vidas hay dificultades y problemas, no se echan para atrás, los afrontan».

«Daría mi vida con alegría»

Cuando el P. Morris habla de dificultades y peligros, no habla en teoría. Ha vivido muy de cerca situaciones muy complicadas: «Personalmente he experimentado algunos momentos de peligro estando en las parroquias. Por ejemplo, el año pasado, en marzo, explotó una bomba en un salón de una iglesia cerca de donde yo estaba. Fui el primer sacerdote que llegó a la escena, con mi equipo de cámaras. Estos son los momentos en los que la gente más te necesita. No tenía miedo de lo que podría pasar, ni me preocupaba si debía o no estar ahí, no. Yo siento que como sacerdote católico, como pastor, tengo que ser valiente, tengo que tener coraje, y estuve ahí». El P. Morris recuerda esos momentos como los más difíciles de su vida: «Esas veinticuatro horas fueron las más difíciles de mi vida. Tuve que encararme con musulmanes, con cristianos, con jóvenes... El arzobispo también estuvo allí. A mi me escogieron para hacer de portavoz ante la comunidad musulmana. No puedo decir que no tenía miedo, había mucha tensión y peligro. Había momentos en los que temía, no tanto porque yo pudiera perder mi vida, sino porque muchas familias podrían perder sus vidas, o perder a sus hijos. Tenía cierto miedo, pero por eso no me detenía».

Con toda sencillez, el P. Morris no duda en afirmar: «Simplemente puedo decir que, si llegase una situación donde tuviese que sufrir y dar mi vida como sacerdote católico, como sacerdote franciscano capuchino, lo haría con alegría».

«Deja tu vida, no tu fe»

El papel de los sacerdotes, como animadores de la fe de los cristianos es fundamental: «El párroco tiene un papel muy importante en la parroquia porque, durante las homilías de domingo, muchas veces animamos a la gente diciéndoles que el sufrimiento es parte de nosotros, forma parte de nuestra vida diaria en Pakistán, y también forma parte de nuestra fe. Por eso, siempre pongo como ejemplo la vida de los santos. Es mi tema favorito. Me gusta mucho citar la vida de los santos. A la gente de Pakistán le gusta mucho escuchar historias. Las historias de los santos son muy bonitas y esto anima a las personas, en particular los que han dado su vida por Cristo. ¿Y por qué yo no? Si este santo ha dado su vida por Cristo, ¿por qué no voy yo a hacer lo mismo? Si ellos pueden, ¿por qué yo no?».

Un elevado número de cristianos lo tienen muy claro: están dispuestos a entregar su vida con tal de no perder su fe: «Hay un dicho en nuestro idioma que dice: Que te quiten tu vida, no tu fe. Esto está muy metido en nuestra cultura. Dejar tu vida, pero no tu fe. Por eso, en Pakistán, para mucha de nuestra gente, su fe tiene más valor que su vida. (...) Las personas están dispuestas a vivir y morir por su fe».

«Mi Cristo lo es todo»

El P. Morris nos cuenta un testimonio concreto que fue muy importante para él. Se llamaba Manzoor Masih, un cristiano sencillo. Fue una de las primeras víctimas de la ley de la blasfemia: «Me impresionó mucho el testimonio de Manzoor Masih. Fue una de las primeras víctimas de la ley de la blasfemia. Era un hombre muy sencillo, de pueblo, que vivía una vida muy sencilla. En una ocasión tuvo un choque con un vecino sobre algún asunto. Intentaron obligarle convertirse al Islam. Le pidieron convertirse y le ofrecieron mucho dinero, casas y otras ventajas si aceptaba el Islam. Como hombre sencillo que era, contestó: “Todo lo de esta vida vale menos que Cristo, mi Cristo lo es todo para mi”. Estas fueron sus palabras. Le mataron en la Corte Suprema, cuando estaba saliendo del salón del juez que estaba juzgando el caso. Ahí, en la misma Corte Suprema le mataron. Todavía escucho sus palabras, que fueron citadas después de su muerte en diferentes medios de comunicación social. Dijo: “Mi deseo es morir por la fe, nunca negaría a Cristo. Perdería la vida por conservar mi fe”. Creo que sus palabras animan, porque incluso como sacerdote, es un reto muy grande para mi. ¡Qué valor tiene la fe de la gente sencilla! Él no conocía muy bien la Biblia, puede ser que no supiese mucha teología. Creía sencillamente que Cristo era el fin máximo de su vida, y que estaba dispuesto a renunciar a todo lo que no fuera ese fin, a agarrarse a Cristo y a morir por Cristo. Para mí es un mártir, aunque no lo sea oficialmente. Puede ser que Roma no le dé el título, pero para nosotros, en Pakistán, es un mártir, aunque no haya sido no proclamado oficialmente. Y su vida y su ejemplo siempre serán una motivación para nuestros jóvenes de hoy, y para las generaciones que han de venir».

María, modelo de la Iglesia sufriente

Los cristianos de Pakistán tienen dos devociones fundamentales: la contemplación de Cristo en su Pasión y la figura de la Virgen María: «La Virgen es muy, muy importante, y tiene un papel esencial en la familia».

Puede constatarse el amor a la Virgen por parte de los cristianos de Pakistán simplemente comprobando el nombre de las Iglesias. El 70% están dedicadas a la Virgen María. El 30% restante a San Francisco, porque fueron fundadas por la Familia Franciscana: «El que el 70% de las Iglesias tengan el nombre de la Virgen, muestra la centralidad, la atracción, el amor por la Virgen. El pueblo cree en su intercesión, en su papel como Madre de Jesús, y creen en el poder de sus oraciones. (...) Si les preguntasen cuantas oraciones saben, contestarían que el rosario. Esto demuestra que la Virgen tiene un papel muy importante».

De manera especial, contemplan a la Virgen al pie de la Cruz: «Para la iglesia sufriente de Pakistán, la Virgen Dolorosa es la Madre que pasó por el sufrimiento de ver morir a su Hijo en la Cruz, maltratado, clavado, y después bajado de la cruz, y puesto en su regazo. Todo esto es un gran sufrimiento, que nuestra Madre María pasó. Y por eso rezamos a Nuestra Madre, que estuvo al pie de la Cruz. Le decimos que rece por nosotros, de pie junto a la Cruz de nuestros sufrimientos». En los momentos de mayor sufrimiento, toda la comunidad cristiana se une en el rezo del Rosario: «Así, durante todas estas explosiones, o cuando los musulmanes están quemando nuestras casas... nos juntamos miles de personas y oramos juntos. Y ¿qué oración rezamos? El Santo Rosario. Así todos pueden rezar juntos. Eso muestra que Nuestra Señora María, la Madre, es considerada como el modelo de la Iglesia sufriente».

Cirineos de la fidelidad

El P. Morris termina su intervención con varias peticiones: «Mi mensaje a todos los que me están viendo y escuchando en este programa, es que recordéis a todos vuestros hermanos y hermanas cristianos que sufren en el mundo, estén donde estén. Yo, como pakistaní, les pido oraciones por los cristianos que sufren a causa de su fe. Recen por ellos. Recen para sean siempre fieles a su fe. Que se mantengan fieles a Jesucristo que es nuestro Señor y que es la Vida eterna».

Insiste en eso que la Fundación EUK Mamie-HM Televisión tantas veces ha pedido, que se hable de lo que está pasando en Pakistán y en otros países de mayoría musulmana, que se cuente, que se difunda, que seamos su voz: «Lo siguiente que diría es que, por favor, cuando leáis u oigáis acerca de los sufrimientos en Pakistán, habléis sobre ello. Si eres escritor, escribe artículos en las revistas y en los periódicos, dad vuestra opinión. Creo que esto es ser humano, pero también es ser atrevidos como cristianos. Cuando oigáis algo sobre las injusticias y sufrimientos, hablad de eso. Muchas veces nosotros, en Pakistán, esperamos del resto del mundo cristiano que por lo menos hagan oír su voz, que cuenten nuestro sufrimiento. Que nos representen. Haced esto en las revistas y en los periódicos, en los medios de comunicación social. Sed nuestra voz».

Y concluye suplicando nuestro apoyo: «Ayudadnos, apoyadnos. Hay muchas maneras de hacerlo. Como dije, rezad por nosotros. Sed nuestros abogados, hablando de nuestra parte. Cuando puedan ayuden a esta Iglesia que sufre, por la vía política, también por la vía económica... Si pueden ayudarnos, de la forma que puedan, por favor, háganlo, porque su ayuda siempre nos anima para ser fieles en Cristo, con Cristo, por Cristo».

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