España

Viernes, 10 junio 2016 12:39

Cuando la misión es mucho más que un destino: testimonios misioneros

Este jueves 9 de junio tuvo lugar en Albacete un encuentro misionero. Participaron misioneros en activo, misioneros regresados, familiares de misioneros, y amigos de las misiones, junto al equipo del Secretariado de Misiones de la diócesis de Albacete. «Todos fueron partícipes de una enriquecedora mañana misionera, familiar, con muchas emociones, oración, con presencia del Padre, con testimonios... Los asistentes pidieron al final del mismo que se llevaran a cabo con mayor frecuencia encuentros parecidos, en los que compartir, y de los que recibes tanto», manifiestan desde la delegación de misiones de Albacete. «Comenzamos el día poniéndonos en manos del Padre, por quién estábamos allí reunidos, quién nos envió a misionar desde nuestro Bautismo, y siempre está ahí... ‘Aquí me tienes mi Señor Dispuesto a cumplir tu Voluntad. No permitas que me guarde tu nombre de anunciar allí donde jamás tu palabra llegó. Y ven ahora en mí, mi vida es para Ti’, decía una canción que emocionó a los presentes», añaden.

La mañana continuó con testimonios, como los de Alberto y Esperanza, matrimonio, del Camino Neocatecumenal, con 10 hijos, y 6 años de misión en Holanda. Cuatro años han pasado ya desde su regreso a España. Alberto dijo que sigue preguntándose cada día «¿me llamará de nuevo Dios a la misión?». Se encontraron con dificultades, el llevarse a toda su familia allí, encontrar su hueco, etc. Pero se podría resumir para Alberto estos 6 años en Ámsterdam, que «la misión a quien ayuda es a los misioneros». Esperanza contó que se encontraron con una realidad triste, pobre. Había mucho por hacer allí. La misión para ella fue un regalo, una bendición para toda su familia, «acostumbrar a nuestros hijos a vivir con poco fue una bendición para ellos». Otro de los testimonios fue el de María que compartió su experiencia en Ecuador:

«Para mí Ecuador fue mucho más que un destino. Comenzó siendo el lugar donde iba a realizar un año de cooperación internacional como psicóloga, para convertirse en un revulsivo de fe, de ilusión, en un año de misión», explicó. El comienzo fue duro, se fue sola, irse tan lejos, adaptarse a una cultura, a un clima distinto... Pero allí se encontró con Dios, se encontró con Pedro Jesús Arenas, se encontró con un maravilloso pueblo ecuatoriano. «La gente me dio mucho. En misión te das cuenta de que, aunque estés físicamente mal, da igual, todos los días tienes un motivo por el que levantarte, a quien ayudar, tanta gente te necesita...», les transmitió María. Todo su año allí estuvo realizando labores de voluntariado y de misión, en relación a proyectos de distintas Parroquias de Quito, concretamente del sur.

Pilar, sobrina de Ángel Floro, junto a su marido Manolo, explicaron lo que fue para ellos Zimbabwe y el tener un familiar misionero. Para ella Ángel es más que el primo hermano de su padre, es su querido tío. Con mucha vinculación a Zimbabwe, antes y después de su estancia allí, no sólo por su tío, sino por todo lo que su estancia allí les aportó; tanto ellos, como su hija, están deseando volver, «fue un regalo para nuestra familia. Tenemos la esperanza de regresar». Destacaron de aquella tierra africana, la alegría; pese a la realidad que allí hay, llamándoles la atención especialmente las escuelas y hospitales.

Por último el testimonio de Helio, misionero en Guatemala. Relató sus inicios en Guatemala, comenzando su labor misionera en el Petén, volviendo a España un tiempo por el fallecimiento de su madre, pero ese espíritu misionero le lleva de vuelta a Guatemala tras un tiempo, concretamente a la capital. «El secreto de la felicidad es mi fe en Dios», dijo Helio. Contó también que en Guatemala la gente no da lo que le sobra, como se hace en países como el nuestro, dan lo que tienen (lo poco que tienen) para compartirlo. «Se viven situaciones inseguras, claro, en la misión, pero hay más bueno que malo, y espiritualmente es muy gratificante», dijo Helio.

Finalizó la jornada con un tiempo de coloquio, y con la clausura por parte del director del Secretariado de Misiones, Fernando J. Zapata Sanz.

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