El próximo sábado 4 de marzo tendrá lugar la celebración del Día del Misionero Extremeño. Es una jornada de oración, celebración y reflexión misionera, organizada por las Delegaciones de Misiones de las tres diócesis extremeñas (Coria-Cáceres; Mérida-Badajoz y Plasencia), concebida como una peregrinación interdiocesana. Cada año, las tres delegaciones acuden a un santuario, templo o ermita que esté vinculado con la misión, sea por el nacimiento en algún pueblo cercano de algún misionero actual, o por la vinculación histórica con alguno de los cientos de misioneros extremeños que dieron su vida en las misiones.
Este año la celebración de la XXI edición del Día del Misionero Extremeño, tendrá lugar en la bella localidad cacereña de Hervás, en la Ermita del Cristo de la Salud, donde «todo está preparado para recibir a los peregrinos que como viene siendo habitual llegan cargados de ilusión y alegría para compartir este día de marcada actividad por y para nuestros misioneros», manifiestan los organizadores.
La jornada dará comienzo a las 10 de la mañana con la acogida de los peregrinos en la Ermita del Cristo. A continuación, oración y saludos de bienvenida y, a las 11:30 horas, se dará una explicación histórica de la zona, enclave natural de Hervás y del Valle del Ambroz. Le seguirá una celebración-reflexión sobre Una misión comprometida en nuestro mundo actual. Acercamientos desde la Exhortación Apostólica 'Evangelii Gaudium', junto con un testimonio misionero, cantos y oración final.
Por la tarde, tendrá lugar un tiempo para trabajos en grupo y, una vez finalizados, habrá una comida por la zona y tiempo libre. La jornada finalizará con la celebración de la Eucaristía a las 16:30 horas en la Ermita del Cristo de la Salud, en Hervás.
Son ya más de 20 años que se celebra esta jornada celebrando que reúne a quienes trabajan en las delegaciones de misiones, en los grupos o talleres misioneros, animadores misioneros y cualquier persona vinculada de uno u otro modo con la misión. «Es un día de convivencia, de oración, de reflexión y de acción de gracias por aquellos que un día nos transmitieron la fe y por aquellos que, enviados por sus comunidades y en nombre de ellas, anuncian el Evangelio entregando su vida. También se da gracias por aquellos que con su oración y su sacrificio ofrecido sostienen la acción misionera de la Iglesia», añaden.