Mañana se estrena en Madrid, Bilbao y Talavera de la Reina la película El corazón de África, sobre la labor del misionero comboniano Juanjo Aguirre, obispo de la diócesis de Bangassou, en la República Centroafricana. La película narra cómo cambia para siempre la vida de dos hermanos, Pius y Zinda, cuando la guerrilla de la LRA ataca su aldea. Consiguen huir pero jamás olvidarán lo que sus pequeños ojos han visto. Solos y asustados consiguen llegar a Bangassou y allí les acogen las Abuelas de Bangassou, un grupo de mujeres que cuidan de niños huérfanos gracias a la ayuda de Mons. Aguirre. Esta película refleja la labor de los voluntarios y misioneros que con su trabajo diario consiguen devolver a los más pobres la esperanza de vivir. Es la voz de un pueblo oprimido y olvidado.

Ramón Eguiluz es el provincial de los combonianos en España y ha sido entrevistado para hablar sobre monseñor Aguirre, comboniano también, por la oficina de prensa del obispado de Bilbao.

P. -¿Quién es el obispo que vive en medio de la selva?
R.- Juanjo es un obispo comboniano que nació en Córdoba y lleva una treintena de años en la República Centroafricana. Es una persona sencilla, cercana y amable. Ha pasado por momentos difíciles, ya sea por su labor pastoral como por su denuncia clara y constante. Su salud no es buena, ya que ha tenido que ser operado del corazón en dos ocasiones, pero ahí está al pie del cañón.
En la cinta se cuenta un poco de su vida y labor con un mensaje de esperanza. La ONG que le apoya prima la educación, la sanidad y las situaciones urgentes y puntuales.

P. -¿La Iglesia tiene validez como instrumento de pacificación en África?
R.- Evidentemente. Nuestra presencia es necesaria siempre pero sobre todo en tiempos de conflictos. Somos la voz de los sin voz. Durante la última guerra el arzobispo de Bangui (la capital), el Imán y el Pastor protestante han ido por todos los rincones para concienciar la necesidad de la paz y de la justicia. El Imán ha sido amenazado y ha tenido que cobijarse en casa del Arzobispo. Nuestras comunidades han acogido durante varios años a personas que huían de la violencia, y de todo tipo de violaciones. También han sido momentos que nos han ayudado, a nosotros los misioneros, a vivir más unidos y comprometidos con la gente.

P.-¿En qué lugares se encuentran los misioneros combonianos y dónde se tiene el foco principal?
R.- Estamos presentes en África, América y Asia. El foco nos lo ha dicho el mismo Papa: «todo es misión», «tú eres misión», pero saliendo a las periferias y éstas se encuentran por todas partes pero de un modo especial en el África subsahariana. Si cabe un ¿por qué? es el siguiente: todo ser humano tiene derecho a vivir dignamente, a tener una vivienda, un trabajo, una educación y sanidad. Pero además todos somos más que mente, alma y corazón. Todos añoramos vivir para siempre y eso nos garantiza la fe en la vida plena y eterna, revelada en la persona Jesús de Nazaret, muerto y resucitado.

P.-¿Qué interés hay para que África no progrese?
R.- Después de haber vivido en Europa y África tengo la impresión que a los mandatarios del mundo no les interesa que África salga de la pobreza en la que se encuentra. En África manda el Sr. dinero y los intereses de unas personas, que se traduce en el robo camuflado de las materias primas y las muchas riquezas del subsuelo... El pueblo ignora todos esos mecanismos escondidos.

P.-¿Cuándo vuelve a Bizkaia?
R.- Si por volver se entiende quedarme, la respuesta es no. Próximamente me volveré a la República Centroafricana. Mi vida es la misión ad gentes o de salida a las periferias. Es un don que he recibido y me siento agradecido. Suelo ir dos veces al año a Zaratamo. Soy un amante de mi pueblo euskaldun.