El misionero Luis Pérez, acompañado del obispo auxiliar de Toledo, monseñor Ángel Fernández Collado, y del delegado de Misiones, Jesús López Muñoz, pronunció el pasado viernes 9 de junio la conferencia Sierra Leona después del ébola, en la parroquia de El Buen Pastor de Toledo.
Luis Pérez es misionero javeriano, nacido en Toledo y vinculado, desde niño, a la parroquia de El Buen Pastor, donde surgió y creció su vocación misionera.
Sobre las situaciones que le ha tocado vivir en Sierra Leona, Luis Pérez afirmaba que «prácticamente me tocó vivir allí toda la guerra y esta vez me ha tocado el ébola, pero tampoco te lo tomas mal, sino que me toca ver cómo afrontarlo», pero señalaba que ante estas situaciones «claro que puedes irte pero la coherencia de vida te hacer estar ahí, con qué cara voy a irme del país y voy a volver, incluso cuando hagas poco».
El misionero toledano también indicaba que la presencia, el acompañar, el visitar a los enfermos, «siempre ha ayudado y lo agradecían muchísimo y rezaban por nosotros». Sin duda «tenemos que estar a las duras y a las maduras, porque fui secuestrado, teníamos el convencimiento de que perderíamos la vida, pero sin embargo el testimonio de la presencia de los misioneros te da un respeto ante la gente que luego sigue».
En cuanto a la actualidad en Sierra Leona después del ébola, señaló que «del ébola ya no se habla, está controlado, y se ha pasado página, por lo que creo que sí está controlado de verdad, aunque se han quedado protocolos, porque el problema del ébola ha sido un problema de ignorancia, pero no sólo de Sierra Leona, sino un problema de ignorancia mundial». Luis Pérez indicaba que «el primer mes del ébola para nosotros fue muy duro, incluso más que la guerra, porque en la guerra se oían los disparos y los cañonazos, por lo que podías moverte de un sitio a otro, pero en el ébola no sabíamos dónde estaba, ni cómo se transmitía, ni cómo venía…», situación que les provocaba «algo de desazón, aunque no de miedo, porque de un día a otro podías estar muerto».
En Sierra Leona, «la mayoría de las personas sobreviven por una economía de supervivencia, este comercio de pequeño mercadillo, que desde la mañana se dedican a vender y con lo que han ganado compran algo por la tarde, para cocinar la comida del día y así hasta el otro día, pero al menos comen una vez al día”. Los misioneros en Sierra Leona entendemos que por ello debe existir una “caridad inversión constructiva, que genere movimiento, que genere cambios».
Añadía el misionero javeriano que «la misión sigue siendo necesaria, porque en definitiva tenemos que proclamar el Evangelio, acompañar en el trabajo pastoral, compartir la fe…», además destacaba que «la misión puede asemejarse con un camaleón porque tenemos que adaptarnos a cada consecuencia, a cada situación, a cada persona».
Finalmente agradeció la cercanía de la archidiócesis de Toledo y la preocupación que mostró durante el ébola y en la actualidad.
Por su parte, el obispo auxiliar de Toledo, como conclusión del acto, tuvo palabras de gratitud y reconocimiento hacia el misionero y hacia todos los misioneros de la archidiócesis y de España, «porque en su vocación misionera están desgastando y entregando su vida en otros países, desde el Evangelio, haciendo presente constantemente la Palabra de Dios y la ayuda más cercana a quien está demandando que podamos compartir nuestra fe y nuestra vida».