Rubén Cortell es misionero diocesano, nacido en Valencia y que actualmente desarrolla su labor desde hace 3 años en Portoviejo, en la Provincia de Manabí, Ecuador. El padre Rubén fue misionero en Cuba de 2007 a 2010. La delegación de misiones de Valencia lo ha entrevistado sobre su experiencia misionera.
P. -¿Cuales son las principales diferencias entre Cuba y Ecuador?
R.- La realidad misionera siempre es distinta estés donde estés, aquí mismo pasa. De una parroquia a otra o de un pueblo a otro ya hay diferencias. De un país a otro y de una situación política como la cubana a otra también. Después de todo, la misión fundamental nuestra es presentar el Evangelio. Realmente tienes que adaptar la forma de trabajar o la forma de tratar de presentar. Pero en el fondo hay que hacer llegar lo más hermoso que tenemos que es la Palabra de Dios. Ese es el fundamento de la misión.
P.-¿Cómo es el día a día de Rubén en Portoviejo?
R.- La parroquia se encuentra en un suburbio de la capital, cuenta con 35.000 habitantes y 5 comunidades. No hay otro sacerdote, así que las atiendo yo. Cada comunidad tiene su consejo sectorial con unos responsables que me ayudan a llegar donde no puedo. Normalmente cada día de la semana lo dedico a una comunidad; visitar a los enfermos con los ministros de la comunión, catequesis familiares, reuniones de organización, celebro la Eucaristía por la tarde y luego alguna formación o reunión más. La realidad económica no nos permite tener coche, hay que ir caminando y eso es tiempo para desplazarse.
P.-¿Nos puede hablar de la forma de vivir la FE en Ecuador?
R.- Ahora mismo en la diócesis estamos trabajando en la refundación del plan pastoral. La participación de la sociedad en la vida parroquial está en torno al 8%, no es una religiosidad multitudinaria. Hay que trabajar mucho. Es una Fe que está muy mezclada con sus tradiciones, costumbres...
P.-¿Cual es el próximo proyecto en el que va a trabajar?
R.- Estamos poniendo en marcha una asociación de promoción de la mujer. La mujer es una víctima de la sociedad absolutamente machista. La mayoría de las mujeres viven situaciones personales y familiares muy difíciles. Estamos intentando poner en marcha una serie de talleres o actividades para que las mujeres se reúnan, para que pierdan el miedo a hablar de lo que está pasando en sus hogares. Ni tan siquiera tenemos un local para hacer esto, así que si algún lector quisiera ayudarnos... sería muy bueno.