Un grupo de sacerdotes diocesanos que han pasado por la Misión Diocesana de Caicara del Orinoco, Venezuela, se han encontrado estos días en Málaga para compartir un rato de convivencia.
El motivo que los ha reunido es la presencia en la diócesis de Manuel Lozano, quien actualmente sigue en la Misión en Venezuela. A él quisieron rendirle un pequeño homenaje, al que se han unido el obispo de Málaga, Mons. Jesús Catalá, y el delegado de Misiones, Luis Jiménez.
Manuel Lozano, Manuel Arteaga, Antonio Domínguez, Agustín Zambrana, Luis Jiménez y Juan de Jesús Báez destacan, en palabras de este último, la «cercanía del obispo, el valor y la alegría de Manolo a pesar de la terrible situación que se vive en Venezuela y los mejores recuerdos pastorales de los que un día estuvimos en la Misión, que nos marcó para toda la vida».
La misión diocesana de Málaga en Caicara del Orinoco, Venezuela, tiene la extensión de la mitad de Andalucía. Desde 1954 hasta 1986, los obispos de Málaga enviaron sacerdotes a las diócesis de Ciudad Bolívar, Cumaná, Maturín y Guanare; a partir de 1986, esta ayuda se reorientó hacia la Misión Diocesana de Caicara del Orinoco. El envío de sacerdotes ha sido una gracia para aquellas diócesis y para los que a ellas fueron enviados. La Misión Diocesana tiene una extensión de 45.000 kilómetros cuadrados.
El año pasado, la diócesis de Málaga cumplía 30 años de compromiso con la archidiócesis de Ciudad Bolívar, Venezuela, para sostener esta Misión Diocesana de Caicara del Orinoco. Los misioneros malagueños explicaban entonces el cambio social que había supuesto la labor de evangelización y promoción humana realizada por la Iglesia en este tiempo.
El sacerdote malagueño Manuel Lozano lleva 23 años llevando la Palabra de Dios y prestando su servicio en Caicara del Orinoco, donde ha podido realizar numerosos proyectos para mejorar la situación de este pueblo.