El grupo de monaguillos de la misión San Patricio en Manta, Ecuador, agradece a Obras Misionales Pontificias de Valencia y al Valencia Club de Fútbol, la equipación recibida de camisetas, gorras y pantalones.
Según explican desde la misión San Patricio, el misionero valenciano en Ecuador, padre Ramón Peris, y Rafael Alventosa, misionero seglar: «El deporte, en especial el fútbol, es una manera elegante de competir sanamente con un contrincante. A través de la competición se crece en lo humano, al verse contrastado y confrontado con los otros jóvenes. Hay que aprender a perder sin rencores, hay que aprender a ganar sin orgullos, hay que saber jugar limpiamente y honradamente, todo ello son valores humanos que nos ayudan a madurar como personas».
El sacerdote Ramón Peris, natural de la localidad valenciana de L’Alcudia de Crespins, lleva más de diez años como misionero en Ecuador, donde atiende a más de 50.000 fieles. Este misionero se encuentra en una zona periférica de la ciudad portuaria de Manta, en la diócesis de Portoviejo, y es el encargado de la Misión de San Patricio integrada por siete parroquias.
Ramón Peris partió en 2005 hacia Ecuador enviado por el entonces arzobispo de Valencia, monseñor Agustín García-Gasco. Iba para apoyar a la Iglesia del Vicariato Apostólico de Puyo, en la selva amazónica ecuatoriana, y, a petición del Obispo del Puyo, Mons. Rafael Cob. Después de tres años trabajando en la Amazonía con los indígenas kichwas, fue destinado a la ciudad de Manta.
El también valenciano Rafael Alventosa trabaja al lado de Ramón en esta misión de San Patricio, desde hace más de un año. Está terminando la teología como seminarista, y se ordenará sacerdote el próximo año.
Desde hace casi dos años, el Valencia Club de Fútbol (a través de su fundación) colabora estrechamente con la Delegación de Misiones. La entidad deportiva dona al finalizar la temporada sus equipaciones sobrantes. Desde la Delegación de Misiones se ponen a disposición de los misioneros y se envían a las diferentes misiones a las que viajan los jóvenes durante el verano.
De esta forma, niños y adultos de distintos continentes se han vestido con las ropas del Valencia C.F. Las equipaciones han viajado hasta Perú, Ecuador, Nicaragua, India, Paraguay, Guinea, Togo, Brasil, Marruecos, Mali, Mozambique, Chile, Honduras, Etiopía, Filipinas, Ucrania...
«No deja de ser ropa, pero allá donde se recibe es algo que hace especial ilusión. En este mundo tan globalizado, muchos referentes para ellos son los futbolistas. Estas equipaciones son económicamente inalcanzables para ellos, por eso lo reciben con gran alegría», señalan desde la delegación de Valencia.