Tras la aprobación en la Asamblea de Madrid de la proposición no de ley en la que insta al gobierno regional a «regular» los deberes escolares, ECM, entidad que agrupa a cerca de 350 centros en los que prestan sus servicios más de 15000 profesores y profesoras, quiere manifestar que la consiguiente normativa debiera ser extremadamente respetuosa con la autonomía organizativa y pedagógica de los centros, y con la reconocida profesionalidad de los docentes.
Los deberes escolares son un asunto complejo y plurifacético, con una enorme trascendencia popular y mediática, que afecta de forma evidente a las familias y al alumnado de los centros. Por ello, considera oportuno que la Asamblea de Madrid, máximo órgano político de representación ciudadana, lo aborde y proponga líneas de trabajo que refuercen la coherencia y racionalidad de este tema, no siempre bien gestionado o entendido por docentes y familias.
Asimismo, resulta imprescindible que este debate adquiera una clara naturaleza técnica, reconociendo voz primordial a docentes, centros educativos y familias, quienes deben aportar criterios y orientaciones que eviten lo que, en otras ocasiones, ha ocurrido con otros temas o, incluso, con este mismo: su escasa concreción y su excesiva teorización, perdiendo así esta iniciativa toda su eficacia. En ese sentido, ECM echa de menos que ese debate haya comenzado ya, lo que hubiera permitido que la proposición no de ley contemplase argumentos y criterios aportados por la comunidad educativa madrileña; unos argumentos que añadirían practicidad y claridad a la proposición.
Por último, ECM se manifiesta claramente favorable, como no podía ser de otra forma, a la racionalización de los deberes escolares. La tarea escolar en casa debe complementar la realizada en el propio centro; debe anticipar contenidos, promover la investigación y la creatividad, abrir el «apetito» respecto de contenidos venideros... Y por supuesto, evitar la saturación y el hastío. Ciertamente, parece que la proposición no de ley va por esta línea, aunque la clave estará en su desarrollo y concreción legal, que por ahora se antoja complicada. No obstante, y reiterando lo expuesto en el apartado anterior, es imprescindible que, a partir de este momento, se inicie un proceso de debate que permita una adecuada concreción de los principios aprobados en dicha proposición.