Mons. Jaume Pujol Balcells, Arzobispo primado de Tarragona, escribe una carta pastoral con motivo de la jornada del DOMUND, que se celebrará el próximo 18 de octubre, en la que recuerda que la familia cristiana, con su entrega y educación en la fe es una de las principales causas para futuras vocaciones.
“El 23 de septiembre fue proclamado santo Fray Junípero Serra, el mallorquín gran misionero de América que en la costa de California fundó misiones convertidas hoy en grandes ciudades. Sus padres le educaron en la fe y le enseñaron algo que recordaría siempre: «Fill meu, lo primer Déu».
Y ahora, en estos días de octubre, en coincidencia con el Sínodo de la Familia, serán canonizados los padres de santa Teresita del Niño Jesús, que es la patrona de las misiones: Louis Martin y Zélie Guerin. De ellos dijo la santa de Lisieux: «Dios me ha dado unos padres más dignos del cielo que de la tierra».
He comenzado con estas dos citas este comentario con motivo de la Jornada del Domund para resaltar que las vocaciones misioneras no aparecen en la sociedad y en la Iglesia de modo espontáneo, sino que Dios suele servirse de unos padres que les han educado en la fe y en la entrega a los demás. La familia cristiana es la primera Iglesia.
El lema del Domund de este año es «Misioneros de la misericordia», y está en relación con el Jubileo de la Misericordia, Año Santo convocado por el papa Francisco en su Bula «Misericordiae Vultus» y que comenzará el 8 de diciembre.
El Papa, en el mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones, dice que el Evangelio es fuente de alegría, de liberación y de salvación para todos los hombres, y que la Iglesia, consciente de este don, no se cansa de proclamarlo. Añade, haciendo referencia a que estamos en el Año de la Vida Consagrada, que las comunidades contemplativas deben tomar el modelo de santa Teresa del Niño Jesús como inspiradora del vínculo que hay entre vida contemplativa y misión.
«Es urgente –clama el Papa- volver a situar el ideal de la misión en su centro: Jesucristo, y en su exigencia: la donación total de sí mismo a la proclamación del Evangelio». Así actúan los misioneros, mostrando a todos un Dios cercano, misericordioso y santo. En un mundo sometido a tantas tensiones, entre países, entre colectivos, incluso dentro de una misma familia, es más necesaria que nunca la predicación del perdón, de la misericordia basada en el amor.
Deseo enviar hoy un cálido saludo a los misioneros de nuestra archidiócesis que hay esparcidos por el mundo, a quienes siempre tenemos presentes a pesar de la lejanía. También aprovecho para pedir a las familias que acojan posibles vocaciones misioneras. Y a todos que recemos por las misiones”.