La Delegación de Misiones de Cádiz-Ceuta comparte con OMPress el testimonio del sacerdote misionero Andrés Drouet Salcedo desde Manta, ciudad costera de la archidiócesis de Portoviejo, en Ecuador, después de dos meses del terremoto que dejó devastada la ciudad y parte de la provincia donde ejerce su labor este sacerdote.
«Para mucha gente es sólo un recuerdo, para otros fue una noticia que pasó, para otros un acontecimiento más de los muchos que ocurren en el mundo, pero para nosotros sigue marcando un antes y un después en nuestra historia. La realidad es fuerte, pero nuestra gente con la ayuda de Dios, es mucho más fuerte.
Os pongo el ejemplo de nuestra propia ciudad, Manta con más de 230.000 habitantes: el único hospital público que tiene la ciudad es de cuatro pisos, dos de ellos están colapsados, por tanto inutilizados, a la gente la atienden en el parqueadero. El único hospital del IESS (Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social) ya ha sido demolido en su totalidad, ya que el terremoto hizo la primera parte. Todos los médicos han sido redistribuidos en distintos lugares. En nuestra parroquia hemos habilitado cuatro aulas de catequesis para convertirlas en consultorios, para dar cabida a nueve médicos y que puedan atender aquí a la gente que lo necesita.
La clínica Manta, la primera de las clínicas privadas que tenía la ciudad, ha sido también terminada de demoler. Tres clínicas privadas más también cerraron por daños estructurales y de paredes. Quedan en funcionamiento solamente unos cuantos centros de salud y las brigadas médicas que funcionan de dos parroquias, una de esas es la nuestra.
La zona más afectada, llamada aquí zona cero, porque ha quedado devastada, es la parte en la que nació la ciudad: Tarqui, el Jocay y Miraflores. En el resto de la ciudad hay casa, edificios, locales e Iglesias caídas, el proceso de retirar los escombros es lento, muy lento, faltan máquinas y personal. Da la impresión de que la ciudad ha sido bombardeada por varios lugares. El número oficial de víctimas mortales en la ciudad por el terremoto es de 210 personas, aunque al parecer han superado las 400. En algunos lugares aún no hay abastecimiento de luz, ni agua, ni por supuesto teléfono.
La verdad es que podía seguir enumerando la realidad que se observa en la ciudad, pero creo que los medios de comunicación son mucho más elocuentes y explícitos, y muestran la realidad con imágenes. Por ello, no quiero quedarme sólo en lo fuerte de la realidad, sino que también os quiero hablar de la fortaleza que Dios da a nuestra gente.
Dios ha dado a nuestra gente mucho más fuerza de la que pudo tener el terremoto. Al día siguiente todos nos levantamos algo asustados, pero también con ganas de trabajar, de salir al encuentro de quién lo necesitara, de levantar a la gente, de levantar su fe, su ánimo, su vida y también sus hogares. Ha sido una carrera imparable».
El padre Andrés Drouet, párroco del Sagrado Corazón de Jesús, cuenta además cómo desde esta parroquia y con la colaboración de muchos voluntarios se organizaron toda clase de ayudas tanto de reconstrucción como de búsqueda de trabajos, alimentos, atención sanitaria, etc.
«Gracias al aporte de nuestra diócesis de Cádiz y Ceuta pudimos construir una plataforma en la que se han colocado contenedores que hemos adquirido y que se están aún adaptando, para que se conviertan, en pocos días, en almacén para las ayudas que esperamos seguir recibiendo, para lo que hemos contactado con varias instituciones solidarias que se han comprometido en abastecernos con algunos productos.
Centro de Salud y Centro de Formación Artesanal: En los terrenos de la misma Parroquia, hemos realizado estudios de suelo, elaborado planos arquitectónicos, estructurales, sanitarios y eléctricos y estamos en condiciones de poder empezar cuanto antes la construcción de éstos centros. Sólo estamos a la espera de que la Providencia de Dios nos haga llegar los recursos necesarios.
o Banco de Trabajo: La primera semana de Junio, hemos comenzado a capacitar a personas que se quedaron sin trabajo y que buscan un trabajo para salir adelante. Ya recibimos al primer grupo de 20 personas, con gran éxito y en ésta semana hemos conseguido colocar a seis de ellos. Confiamos seguir capacitando a personas y consiguiendo trabajos, para devolverles esa fuerza productiva que ya poseen.
o Vivienda: Ahora estamos trabajando en localizar las verdaderas necesidades de vivienda, de reparación o de reconstrucción, para contactar con empresas y personas de buena voluntad que quieran colaborar con esta obra. Ya tenemos algunas respuestas positivas y estamos trabajando para que cuanto antes podamos devolver una vivienda digna a quien la haya perdido.
Bueno como veis, la vida continúa y el Señor nos pone a trabajar en su Mies a tope. Estamos poniendo alma, vida y corazón en levantar a nuestra gente pero sobre todo estamos poniendo mucha fe».