En el Vicariato Apostólico de Puerto Leguízamo-Solano, en Colombia, se ha llevado a cabo del 6 al 8 de noviembre un encuentro en el que tomaron parte representantes de las diócesis ribereñas del gran río de Perú, Ecuador y Colombia, en torno al lema Amazonía: contexto de vida que une orillas.
Fruto de este encuentro los participantes realizaron de forma colectiva una declaración que denominaron Manifiesto por la protección y defensa de los derechos del Amazonas. Hicieron también un llamamiento a las autoridades nacionales e internacionales para que se adopten políticas públicas y medidas urgentes que garanticen el cuidado y protección del bioma amazónico y toda su diversidad. Pidieron además que cualquier proyecto que se vaya a ejecutar en estas tierras, sea previamente consultado con las comunidades indígenas. Igualmente reclamaron de las autoridades locales, que los proyectos de desarrollo tengan un enfoque «verdaderamente amazónico».
Se trata de un manifiesto en el que también se ha tenido en cuenta la propuesta del Sínodo sobre la Amazonia convocado por el Papa Francisco para el año 2019.
«Como comunidad de fe que servimos en la evangelización de los Pueblos amazónicos, constatamos (...) la existencia de proyectos económicos desarticulados, tales como la explotación petrolera, minera, maderera, los monocultivos, la ganadería extensiva y la pesca excesiva, sin un enfoque ecológico-ambiental y carentes de responsabilidad por la preservación de la selva en el mediano y largo plazo», señala entre otros puntos este Manifiesto por la protección y defensa de los derechos del Amazonas.
Según el comunicado oficial, quienes se reunieron y conformaron el documento fueron los obispos y los representantes de los equipos pastorales de Florencia, San Vicente del Caguán, Puerto Leguízamo–Solano (Colombia), San José del Amazonas (Perú) y San Miguel de Sucumbíos (Ecuador) «unidos a indígenas, campesinos e instituciones públicas».
Este encuentro fue también propicio para la celebración de los setenta años de la presencia de los misioneros de La Consolata en Colombia y 67 en el Caquetá.