España

Miércoles, 13 abril 2016 10:22

Una vocación impulsada por el ejemplo de los misioneros

La Jornada de Vocaciones Nativas se celebra este año conjuntamente con la Jornada de Oración por las Vocaciones, el próximo domingo 17 de abril. Una Jornada dedicada a la oración y la cooperación económica con los jóvenes que son llamados a la vocación sacerdotal o religiosa también en los territorios de Misión. El padre hondureño Zacarías Zelaya Escobar ha sido uno de ellos. Acaba de cumplir 39 años y es sacerdote de la diócesis de Trujillo, que comprende los departamentos de Colón y Gracias a Dios, en Honduras. Estudió en el Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa, en Tegucigalpa. Fue ordenado presbítero por Mons. Luis Solé Fa, tarraconense y misionero paúl que trabaja en Honduras desde hace más de 47 años. Además, el padre Zacarías estudió durante 3 años Derecho Canónico en la Universidad Pontificia de Salamanca. Actualmente es párroco de Bonito Oriental, y atiende las más de 55 comunidades y aldeas rurales que hay en su territorio. Es además vicario general de la diócesis, y delegado diocesano de Pastoral Familiar.

En una entrevista en la TV diocesana de Tarragona, la delegada de misiones Ana González le preguntaba por el lema de la jornada ‘Te mira con pasión’. Según el padre Zacarías «Jesús se detiene ante cada uno de nosotros sin prisa, y con paz. Al publicano Mateo, por ejemplo, lo miró con misericordia, como miró a Pedro, a María Magdalena y tantos otros. Esta mirada ha abierto los corazones de muchos, los sanó y los hizo corazones libres y llenos de esperanza. ¿Cómo y cuándo Jesús posó su mirada sobre usted, y qué le pidió? Cuando Jesús mira a la persona, ésta ya no se puede quedar tranquila. Jesús te mira, pero también es importante dejarse mirar por Jesús. Cuando nos dejamos mirar por Jesús, definitivamente esto nos transforma y nos hace comprometernos con la realidad que nos rodea. A mí Jesús me miró muy joven, cuando me confirmé uno de los compromisos que adquirí libremente fue el de acompañar a personas adultas que no habían sido alfabetizadas. Terminaba la escuela, y marchaba cada tarde a enseñar a leer. Pero después Jesús me miró a través de los ojos de un misionero español, jesuita, que se llamaba Manolo Maqueira. Él llevaba muchos años en la diócesis y en mi parroquia y, directamente, en una de las formaciones que recibíamos para atender a estas personas mayores, me preguntó: ‘y tú, ¿no querrías ser sacerdote?’ Me quedé desconcertado, y asistí a un primer encuentro vocacional, aquellas palabras habían quedado resonando dentro de mí. Y lo vi claro, tenía 15 años».

El padre Zacarías es hijo de la parroquia de Bonito Oriental. Aunque de hecho es una parroquia de nueva creación, en su desarrollo tuvo un peso especial la figura de un misionero, Juan Donal. En esta entrevista habla de cómo este misionero participó en su camino de maduración en la fe y en su servicio pastoral. «El padre Juan Donald es misionero jesuita, es de los Estados Unidos pero llegó muy joven a Honduras. A él de hecho, le encomendaron el nacimiento y desarrollo de la parroquia de Bonito Oriental, empezando prácticamente de cero. Organizó todas las cuestiones logísticas y también pastorales, y lo que más recuerdo de él es la profunda cercanía con la gente y su don para la claridad promoviendo los compromisos laicales. Tenía ojo para buscar los laicos y ubicarlos en las diferentes áreas pastorales. Se preocupó también mucho por las vocaciones nativas, de hecho somos tres los sacerdotes de la parroquia que hemos perseverado en la llamada. Además, se preocupó mucho por la autofinanciación de las comunidades. Tenía verdadero interés para no depender de ayudas de fuera, y poder llegar a ser autosostenibles».
Sobre la realidad actual de la Iglesia Hondureña y sus retos, el padre Zacarías explica en esta entrevista que «la realidad hondureña, política y social es muy complicada. Y el reto es mantener firme la esperanza de un pueblo que ha perdido la esperanza. Es triste la delincuencia, la criminalidad, la violencia, la corrupción, el narcotráfico y tanta problemática social... la carencia de tantas cosas... y en medio de todo esto la voz de la Iglesia es la voz que devuelve la esperanza desde el Evangelio. Los hombres y mujeres de Iglesia buscamos transformar esta realidad. ¿Cómo? Desde el compromiso social, el trabajo de evangelización, en las estructuras también... confío en que este es el camino».

Dado que el padre Zacarías es sacerdote, y vicario general de la diócesis de Trujillo, de la que es obispo el tarraconense monseñor Luis Solé Fa, se le preguntó, al final, sobre lo que había representado trabajar con él, sobre todo en su camino vocacional. En este sentido señaló que «una de las mayores preocupaciones del obispo Luis es la pastoral vocacional. Tenemos muy pocos sacerdotes, y somos una diócesis con una infraestructura de comunicación y transporte muy apurada. Le queremos mucho. Es una persona que escucha mucho, cuenta contigo, le interesa lo que tienes que decir. Te implica, y tiene mucha claridad en lo que va decidiendo. Un hombre que vive su vida de misionero totalmente entregado, como pastor es una persona cercana que se preocupa por la vida del sacerdote, siempre nos viene a visitar como mínimo una vez al año en la parroquia de cada uno, además de las comunicaciones particulares, o las reuniones, etc. Todo el presbiterio tiene esta sensación: muy próximo, mucha claridad».

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