Jóvenes voluntarios toman parte todos los años en diferentes misiones en África de la mano de la Congregación de los Sagrados Corazones.
Este es uno de los objetivos que se ha propuesto cumplir la Comisión de Misiones de esta congregación religiosa: animar a esas personas y, en la medida de lo posible, realizar encuentros de formación para generar lazos entre ellos y para asegurar una mejor experiencia sobre el terreno. Por ello, Alberto Para, en nombre de la Comisión de Misiones, organizó el encuentro formativo para 4 jóvenes y un animador de Pamplona, quien se encargará a su vez de transmitir lo vivido a los otros 4 jóvenes que no pudieron asistir, y que partirán este verano rumbo a Mozambique.
Este animador, Javier Abad, cuenta su experiencia: «El pasado fin de semana del 1 de mayo un grupo de la Parroquia de San Juan Bosco de Pamplona acudimos a Madrid para una formación que nos prepare para la estancia que algunos van a hacer en Mozambique este año, en la Parroquia con la que estamos hermanados de San Pablo y San Pedro de Marera, Mozambique. Digo van, porque lamentablemente y con mucha envidia yo no puedo ir, pero cuando me hablaron de ir a una formación de este estilo no lo pensé... nunca se sabe de qué te pueden hablar.
¡Y me sorprendí! Sobre el cartel podría parecer lo de siempre: las actitudes del cooperante, qué es lo que te puedes encontrar allí... Pero no. No era teoría. Nos pincharon y nos ayudaron a ver nuestra realidad: de cómo somos, de lo que puede salir de nosotros en esas situaciones, de lo que nos puede salir en nuestro día a día sin tener que ir tan lejos, de cómo afrontarlo...
Nos dieron un golpe de realidad de cómo ver las situaciones que tan normales nos parecen a nosotros y tan incomprensivas vemos en otros. Como cambiar nuestro juicio ante las cosas, ante la gente; porque muchas veces, lo que creemos ver no es lo que es de verdad.
En pocas palabras. La formación no solo sirve para la gente que va a una experiencia así, sino que sirve también para los que no tenemos la suerte de poder ir. Por último, agradecer la acogida, el afecto, la atención y todo lo que los SS.CC. han hecho por nosotros. Por hacernos sentirnos parte de su comunidad».
Precisamente en Marera está el misionero navarro de los Sagrados Corazones, Germán Fresán, con una experiencia de 40 años dedicados a la misión, en la región central de Mozambique.