La Archidiócesis de Santiago de Chile cumplió 456 años este 25 de julio y como es tradición destacó el trabajo pastoral de 19 personas condecorándolas con la Cruz del Apóstol Santiago.
La distinción se realizó en medio de la Eucaristía presidida por el arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, junto a sus obispos auxiliares, vicarios episcopales, presbíteros y diáconos.
Las personas condecoradas fueron escogidas en virtud de su apostolado en medio de la juventud, por su servicio pastoral, de evangelización, de promoción humana, educación católica y de caridad. Ellos fueron acompañados por cientos de fieles que ofrecieron sus anhelos, esperanzas y desafíos para continuar la construcción del Reino de Dios en la ciudad.
En el contexto del X Sínodo que celebra la arquidiócesis, Ariel Rojas representó a los jóvenes y dijo: «Nos congregamos con un corazón plenamente agradecido por el regalo del Santo Padre, el Papa Francisco, quien en una carta dirigida a los jóvenes, anuncia para el 2018 el Sínodo de los Obispos acerca de los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional».
«Santo Apóstol, descubriste que estabas invitado a ser discípulo misionero, hoy también nosotros en camino sinodal estamos llamados a aprender de Jesús», agregó.
El cardenal Ezzati destacó en su homilía que festejan la fe del Apóstol Santiago «en esta catedral que nos place definir como el techo común de quienes peregrinan por las calles de esta ciudad».
La catedral Metropolitana de Santiago «acoge y celebra los acontecimientos religiosos y cívicos más emblemáticos de Santiago y de la patria chilena», afirmó.
El arzobispo destacó la valentía de los discípulos del Señor que anunciaron la Buena Nueva a pesar de las dificultades y dijo que la «Iglesia de los comienzos, es el paradigma de la Iglesia de todos los tiempos; también de este tiempo, en el cual no faltan frenos ni obstáculos a la misión de los discípulos de Jesús. No falta tampoco la persecución».
Pero «la Iglesia de los comienzos nos dice también que no debemos temer», pues «la última palabra no será la palabra que derrota al discípulo de Cristo, la última palabra es la palabra de la victoria de Cristo resucitado», precisó.
«Mirando la vocación de Santiago Apóstol, elevamos la oración agradecida por tantos hermanos y hermanas que en el día a día en nuestro tiempo, sirven como auténticos testigos del Señor y de su Palabra. Discípulos misioneros en tantas partes del mundo, generosos y coherentes con su fe y que aún en medio de la persecución son signos de la presencia salvadora de Jesús», finalizó.