Dos mil euros para la compra de medicamentos para 214 niños de N’Dali, en el pequeño país africano de Benín. Un dinero que ayudará a sus gastos médicos. Cinco mil euros para medicinas y alimentos de los niños que son atendidos en el Centro Médico Pablo VI de Uagadugú, en Burkina Faso. 6.000 euros para los 60 niños del orfanato María, Madre de la Consolación, de Bubanza, en Burundi, para ayuda médico-sanitaria, para que, huérfanos de sus madres, crezcan sanos mientras se buscan familias que los acojan. Estos son ejemplos de los proyectos que financia la campaña de Infancia Misionera que se celebrará el próximo 22 de enero.
Tiene como lema Sígueme, que implica todo un estilo de vida conforme al ejemplo de Jesús, que es quien llama. Según la tradición de estos más de 170 años de existencia de Infancia Misionera, este estilo de vida se encarna, sobre todo, en pequeñas acciones. Como decía el Papa Francisco en una audiencia general, son las pequeñas cosas, «los pequeños pasos hacia la santidad», las que nos «harán personas mejores, libres de egoísmo y de la cerrazón en nosotros mismos, y abiertas a los hermanos y a sus necesidades». Por eso, los proyectos que ayuda la Obra Pontificia de la Infancia Misionera siguen ese mismo estilo. Son, de alguna manera, reflejo de las obras de misericordia que todo niño, que responde al «sígueme» de Jesús, está llamado a hacer en su día a día.
Así, la primera obra de misericordia, el «visitar a los enfermos», se muestra en el gran número de proyectos sanitarios que financia Infancia Misionera, dirigidos todos ellos a ayudar a los más pequeños. Con lo recaudado por esta Obra Pontificia durante todo el año y en la campaña de enero, se ha ayudado con 6.000 euros a 50 niños sordomudos de Gitega, en un proyecto que busca proporcionarles cuidados específicos que son muy caros, pero que les darán la oportunidad de salir adelante en el futuro.
Y está además el tema del Sida, que es lo que sufren muchos de los niños del Orfanato de Santa Ana, en el Vicariato Apostólico de Isiolo, en Kenia. Este vicariato – una diócesis en formación – se ha volcado con las necesidades básicas de estos niños, víctimas de la enfermedad y también de los conflictos étnicos. Los 4.000 euros van dirigidos a respaldar los programas del orfanato.
La hermana Barbara Billant es una misionera norteamericana que lleva 35 años en Liberia. Se le ha enviado una pequeña ayuda de 3.000 dólares destinados a 30 niños de un programa que lleva adelante esta intrépida misionera. Se trata de cuidar, vestir y dar alimento a estos niños, huérfanos del ébola, que, en caso contrario, acabarían convirtiéndose en niños de la calle.