«Es una nueva y terrible noticia, que se añade lamentablemente a una serie de violencias que en estos días nos han afectado, creando inmenso dolor y preocupación». Lo indicó el portavoz de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, en un comunicado publicado poco después del atentado cometido por los dos hombres que con armas blancas ingresaron en la iglesia de Saint Etienne du Rouvray en el norte de Francia, asesinaron al sacerdote que celebraba, hirieron a una persona que se encuentra grave y tomaron algunos rehenes.
«Seguimos la situación y esperamos ulteriores informaciones para entender mejor lo que ha sucedido», indica Lombardi, precisando que «el Papa ha sido informado y participa en el dolor y en el horror de esta violencia absurda, con la condena más radical de toda forma de odio y su oración por las personas afectadas».
«Estamos particularmente turbados por el hecho que esta violencia horrible sucedió en una iglesia, un lugar sacro en el cual se anuncia el amor de Dios, con el bárbaro asesinato de un sacerdote e involucrando a los fieles», dijo.
Y añadió: «Estamos cercanos de la Iglesia en Francia, a la arquidiócesis de Rouen, a la comunidad golpeada y al pueblo Francés».