En Estados Unidos se vuelve más fácil conseguir la píldora abortiva Ru-486, tras la modificación de acceso al fármaco realizada por la FDA (Food and Drug Administration).
Los cambios reducen de tres a dos las visitas médicas y vuelven posible adquirir la píldora cuando el feto está aún más formado, pasando de las siete a las diez semanas del último ciclo menstrual. Las nuevas indicaciones autorizan además al personal no médico suministrar el fármaco.
La decisión de la FDA ha despertado los aplausos de las asociaciones abortistas y el desdén de gran parte de la opinión pública de la Iglesia. El cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, y presidente del comité pro-vida de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, definió la medida como «irresponsable», porque «allana el camino a una mayor destrucción de vidas inocentes y pone a mujeres y jóvenes en peligro a causa de todos los efectos que el aborto provocará en sus vidas».
El purpurado observó que las personas que apoyan el aborto, al recibir estas nuevas indicaciones, festejan como consecuencia «la negligencia de la FDA sobre la salud de las mujeres». El arzobispo de Nueva York resalta que «algunas de ellas han muerto debido a tal fármaco, y muchas otras que lo han tomado después de las 8 semanas de estar embarazadas acabaron por recurrir al aborto quirúrgico» y ahora «este dolor será sentido por muchas más mujeres».
El cardenal Dolan concluyó recordando que «cada mujer embarazada puede dirigirse a los organismos católicos, no para ser juzgada sino para recibir cuidados y asistencia. Cáritas, los Centros de ayuda a la vida en muchas parroquias -aseguró el arzobispo- están listos para ayudar a todos los necesitados».