“Para frenar el flujo de los refugiados el problema es uno solo: resolver la cuestión de la guerra en Siria”. Y para encontrar una paz verdadera “que no sea un fracaso desde el inicio” se necesita no excluir a nadie de la mesa de negociaciones, ni siquiera a Bashar Assad”, así, directo al grano, se expresó el padre Paul Karam, director de Caritas Líbano partiendo de la experiencia que él y los libaneses tienen al enfrentar la emergencia de los refugiados.
En más de cuatro años, el Líbano hospedó a casi 1,5 millones de refugiados sirios y debe enfrentar los desequilibrios demográficos, económicos, políticos y de seguridad que todo ello comporta, explicó el padre Karam en una entrevista con AsiaNews. Para él, la comunidad internacional está indiferente, cerrando los ojos frente a la venta de armas y la financiación de los terroristas. Si frenamos la guerra y el tráfico de armas, la financiación al terrorismo, todo puede ser controlado. Es un problema que la comunidad internacional debe asumir.
“El Líbano, -explicó el director de Cáritas Líbano a AsiaNews-, tiene más de un millón y medio de refugiados provenientes de Siria. Los registrados son 1,2 millones, pero están también los no registrados. A éstos hay que agregar al menos medio millón de palestinos. Por lo tanto hay casi más de dos millones de refugiados ¡para los 4,5 millones de su población total! Es como si Italia, en vez de 150 mil, debiera hospedar ¡30 millones de prófugos! Líbano está llevando a cabo un gesto realmente heroico recibiendo a todas estas personas, sobre todo si hacemos una comparación con otros países que tiene territorio, posibilidades económicas y demográficas mucho más amplias y ricas.
El problema se prolonga también al futuro: la llegada de un gran número de refugiados lleva a cimbronazos y desequilibrios en la demografía, la seguridad, la economía y la política, señaló el padre Karam y añadió que “Europa tendrá que enfrentar los problemas que devendrán, como, por ejemplo, el crecimiento de la delincuencia (como de hecho ya está sucediendo en el Líbano). No se puede seguir adelante así, encontrando dinero para financiar armas, enfrentamientos. Y no pudiendo encontrar el modo para frenar todas estas guerras en Medio Oriente”.
No todos los países de la región son tan hospitalarios como el Líbano, se le preguntó al padre Karam a lo que respondió: “Es cierto: ¿cómo es posible que sólo algunos países europeos deban recibir a los refugiados? Los países del Golfo, Arabia Saudita jamás aceptaron hospedarlos. Es una pregunta que la comunidad internacional debe hacerse. No nos podemos contentar con dar solamente dinero para ayudar a un país que hospeda a los refugiados, lavándonos luego las manos”.
Nosotros en Caritas ayudamos a todos, a cristianos y a musulmanes. Los países del Golfo hacen donaciones a fundaciones islámicas, que luego son distribuidas a los musulmanes necesitados.
Hace algunos días leía en un periódico que “Arabia Saudita recibió 500 refugiados”, pero éstos en realidad eran sólo migrantes por razones económicas, y por lo tanto trabajadores y no refugiados.
“Es necesario aclarar quiénes son los refugiados. El papa Francisco lo aclara bien: debemos recibir a los extranjeros, pero según nuestra capacidad y las capacidades del país. Hasta Alemania tuvo que bloquear el flujo de refugiados porque sus estructuras están a punto de colapsar ¿y qué debería decir el Líbano, que ya tiene aquí, en su territorio, una población de refugiados sirios equivalente a un tercio de su población?”
La comunidad internacional hace cuatro años que dice: No se preocupen, los ayudamos. Pero esto no resuelve nada. Es necesario intentar tratativas con Assad y dialogar para procurar terminar esa guerra, buscando la paz más adecuada.
La cuestión de los refugiados está muy ligada a Assad: diversos países europeos (como Francia o Gran Bretaña) muestran el drama de los refugiados culpabilizando (sólo) a Assad por esta situación. Lo mismo hacen los países del Golfo. Incluso la Organización para la Cooperación Islámica concluye que “la plaga de refugiados existe por culpa de Assad”.
Es necesario mirar toda la situación, y cuál es el camino que puede resolver la guerra en Siria. Ya hemos visto cuál fue el resultado de la guerra en Irak; y el de la guerra de Libia; el resultado de las revoluciones en Egipto y en Túnez. Yo no entiendo cómo es posible que la comunidad internacional no comprenda que no basta con cambiar el líder, no basta con sacar del medio a Assad para que las cosas marchen bien en Siria. ¿Quién vendrá después de él? Es importante que la comunidad internacional también se pregunte por el futuro de estos países.
“Es urgente resolver el problema de la guerra, concluyó el director de Cáritas, poniéndose alrededor de una mesa, sin excluir a nadie, y encontrar la verdadera paz. Espero que la comunidad internacional busque el bien común y no el bien de una u otra potencia. Medio Oriente se está ahogando y necesita una paz verdadera y que no esté condenada al fracaso desde el inicio”.