Durante cincuenta años, la Ribera Occidental (West Bank), Jerusalén Este y Gaza han languidecido bajo ocupación, violando la dignidad humana tanto de los Palestinos como de los Israelíes. Este es un escándalo al que nunca debemos acostumbrarnos.
Nuestra Coordinadora ha pedido justicia y paz cada año desde 1998, pero el sufrimiento continúa. Así que esta llamada debe hacerse aún más fuerte. Como Obispos imploramos a los Cristianos de nuestros países de origen que reconozcan nuestra propia responsabilidad en la oración, la conciencia y la acción.
Mucha gente en Tierra Santa ha pasado toda su vida bajo la ocupación, con su segregación social polarizadora, pero todavía profesa esperanza y lucha por la reconciliación. Ahora, más que nunca, merecen nuestra solidaridad.
Todos tenemos la responsabilidad de oponernos a la construcción de asentamientos. Esta anexión de facto de la tierra no sólo socava los derechos de los Palestinos en zonas como Hebrón y Jerusalén Este, sino que, como reconoció recientemente la ONU, pone también en peligro la posibilidad de paz.
Todos tenemos la responsabilidad de prestar asistencia al pueblo de Gaza, que continúa viviendo en medio de una catástrofe humanitaria causada por el hombre. Han pasado una década bajo bloqueo, agravado por un estancamiento político causado por la mala voluntad de todas las partes.
Todos tenemos la responsabilidad de alentar la resistencia no violenta que, como nos recuerda el Papa Francisco, ha logrado grandes cambios en todo el mundo. Esto es particularmente necesario ante las injusticias tales como la construcción continua del muro de separación en tierras palestinas, incluyendo el Valle de Cremisán.
Todos tenemos la responsabilidad de promover una solución de dos estados. La Santa Sede ha subrayado que «si Israel y Palestina no están de acuerdo en existir uno al lado del otro, reconciliados y soberanos dentro de fronteras mutuamente acordadas y reconocidas internacionalmente, la paz seguirá siendo un sueño distante y la seguridad una ilusión».
Todos tenemos la responsabilidad de ayudar a la Iglesia local, sus agencias, voluntarios y oenegés. En las circunstancias más probadas muestran una gran capacidad de recuperación y realizan un trabajo que cambia la vida. Es nuestra fe en Dios que nos da esperanza. Es el testimonio de los cristianos en Tierra Santa y especialmente de los jóvenes que conocimos, lo que nos inspira.
La Biblia nos dice: «Declararéis santo el año cincuenta y promulgaréis por el país la liberación para todos sus habitantes» (Levítico 25,10). Durante estos cincuenta años de ocupación debemos orar por la libertad de todos en la Tierra Santa y apoyar de manera eficaz a todos aquellos que trabajan para construir una paz justa.
Obispos firmantes
Obispo Declan Lang, Inglaterra y Gales (Presidente de la Coordinadora para Tierra Santa)
Arzobispo Riccardo Fontana, Italia
Obispo Stephen Ackermann, Alemania
Obispo Peter Bürcher, Conferencia Episcopal de los Países Nórdicos
Obispo Oscar Cantú, Estados Unidos de América
Obispo Christopher Chessun, Iglesia de Inglaterra
Obispo Michel Dubost, Francia
Mons. Lionel Gendron, Canadá
Obispo Felix Gmür, Suiza
Obispo Nicholas Hudson, Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea (COMECE)
Obispo William Kenney, Inglaterra y Gales
Obispo William Nolan, Escocia
Con el apoyo de:
Mons. Duarte da Cunha, Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE)
P. Peter-John Pearson, Conferencia Episcopal de Sudáfrica