Ayer el Papa Francisco, en la audiencia general, mandaba un recuerdo a Ecuador, ante la terrible situación que está viviendo: «En esta lengua que nos une a España y Latinoamérica, Hispanoamérica, quiero decir también a nuestros hermanos del Ecuador, nuestra cercanía, nuestra oración, en este momento de dolor».
Precisamente sobre esta situación, desde el Vicariato Apostólico de Esmeraldas, Ecuador, escribe una carta de gratitud, por la solidaridad de tantos, su obispo, el misionero navarro Eugenio Arellano:
«Con estas líneas quiero responder a tantos correos de amistades, colaboradores y personas muy apreciadas para mí, que se han hecho cercanas en estos días y me han expresado su solidaridad y apoyo.
Verdaderamente estamos atravesando un momento muy doloroso ya que el terremoto habido el día sábado, 16 de abril, a las 19:00h de una intensidad de 7.8 grados ha tenido consecuencias catastróficas.
Son ya 525 (la cifra ha aumentado desgraciadamente) las pérdidas de vidas humanas, los heridos ascienden a unos 2.650 y los desaparecidos superan las 800 personas. El número de edificaciones y casas destruidas no tiene cuenta.
El epicentro tuvo lugar en los confines de la Provincia de Manabí (la más afectada) y de la Provincia de Esmeraldas.
En Esmeraldas se focalizó en la zona de la Isla de Muisne, en la población de Chamanga y en todas las comunidades aledañas a la zona.
Todos sentimos en carne propia el dolor de las pérdidas de vidas humanas y del elevado número de desaparecidos y heridos habidos en nuestra vecina Provincia de Manabí. Y damos gracias a Dios de que, en Esmeraldas, aunque abundan las personas heridas, no hubo pérdidas humanas.
Quizás fue debido a que, a esa hora de la tarde, comienza a refrescar y a nosotros nos gusta permanecer en la calle y conversar con amigos y vecinos, no somos de la costumbre de quedarnos en la casa.
He visitado largamente la Isla de Muisne y he pasado por cada una de las 160 casas total o parcialmente destruidas; he conversado con sus dueños y he podido verificar el gran sufrimiento que están atravesando.
También he visitado y he verificado en la población de Chamanga en donde 150 casas fueron destruidas total o parcialmente.
Además, he comprobado la destrucción total de nuestra Escuela-Colegio Fiscomisional ‘Mons. Enrique Bartolucci’ de Chamanga y el gran deterioro que ha sufrido nuestro Centro Educativo Fiscomisional ‘San Luis Gonzaga’ ubicado en Muisne.
Pienso que, con la ayuda de Dios, el apoyo de las Instituciones Gubernamentales y la solidaridad de los Hermanos, podremos reconstruir casi todo.
Es hermoso ver la gran solidaridad que se ha despertado a nivel local, nacional e internacional. Y esto es una clara señal de la presencia del Espíritu del Señor en medio de nosotros.
Cómo no agradecer a Cáritas de Pamplona por su generosa aportación de cincuenta mil euros que ya hemos recibido y que nos están sirviendo para las ayudas necesarias en estos primeros momentos, donde centenares de familias se encuentran albergadas en Iglesias y Escuelas.
Comenzamos a diseñar diferentes planes y proyectos de reconstrucción y de apoyo social y será necesario abundar en llevarles el consuelo del Evangelio.
Gracias a todos por vuestra solidaridad y nos encomendamos a vuestras oraciones.
Que Dios Padre, Dueño y Señor de nuestras vidas, sepa compensar generosamente, en bendiciones, toda muestra de solidaridad y preocupación».