El papa Francisco concedió este lunes en el Vaticano, una audiencia a los participantes del Capítulo general de los misioneros y misioneras de La Consolata.
A ellos, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, les exhortó a «profundizar el propio carisma, para proyectarse con renovado arrojo en la obra de evangelización, con la perspectiva de las urgencias pastorales y de las nuevas pobrezas».
Y a realizar un «atento discernimiento sobre la situación de las poblaciones en medio de las cuales realizan la obra evangelizadora, sin cansarse de llevar consolación a las poblaciones que muchas veces son marcadas por gran pobreza y sufrimiento agudo, por ejemplo en tantas partes de África y América Latina».
A los discípulos del beato Giuseppe Allamano les invitó así a «darnos cuenta de cuánto Dios nos ama, que es más de lo que nosotros le amamos». Y aseguró que «nos hace bien considerar sobre todo esta prioridad del amor de Dios, gratuito y misericordioso, y sentir nuestro empeño y esfuerzo como una respuesta». Porque «tenemos una gran necesidad de redescubrir siempre el amor y la misericordia del Señor para desarrollar la familiaridad con Dios».
También invitó a recordar a los hermanos y hermanas de esta familia religiosa «que coronaron el servicio misionero con el sacrificio de la vida», y a seguir su ejemplo.
Les además les solicitó a «recoger con alegría los continuos estímulos para renovarse y empeñarse, que provienen del contacto real con el Señor Jesús, presente y operante en la misión a través del Espíritu Santo». Y les aseguró que «esto les consentirá de estar activamente presentes en los nuevos areópagos de la evangelización», incluso si comportara el sacrificio «de abrirse a situaciones que con su realidad de particular necesidad, se revelan emblemáticas para nuestro tiempo».
«En el esfuerzo de recalificación del estilo del servicio misionero -aseguró el Papa- será necesario privilegiar algunos elementos significativos, como la sensibilidad a la inculturación del Evangelio, el espacio a la corresponsabilidad de los operadores pastorales, la decisión de adoptar formas de presencia simples y pobres entre la gente».
Añadió que: «Una atención especial merece el diálogo con el Islam, el empeño por la promoción de la dignidad de la mujer y los valores de la familia, la sensibilidad por los temas de la justicia y de la paz». El Papa concluyó impartiendo su bendición apostólica a toda la Familia de La Consolata.