El santo padre Francisco presidió este miércoles por la tarde la solemnidad de la conversión de san Pablo apóstol, en la conclusión de la 50° Semana de Oración para la Unidad de los Cristianos que tiene como lema El amor de Cristo nos empuja a la reconciliación.
Vistiendo paramentros color crema con ribetes verdes y dorados, el Papa entró en la basílica de San Pablo Extramuros, junto a representantes de otras Iglesias y comunidades eclesiales presentes en Roma, y allí han rezado las segundas vísperas.
En la basílica de San Pablo decorada con arreglos florales y muy iluminada estaba el coro de la Capilla Sixtina, además de los Guardias suizos y del numerosos público presente.
Los diversos líderes religiosos intervinieron durante la celebración, leyendo en italiano pero también en griego, alemán y armenio, algunas intenciones o parte de las Escrituras.
En su homilía el Santo Padre invitó en el camino ecuménico a no apoyarse en programas, cálculos y ventajas, a no depender de las oportunidades y de las modas del momento, sino a buscar el camino con la mirada siempre puesta en la cruz del Señor.
Y ha subrayado como un paso importante, el hecho que hoy católicos y luteranos puedan recordar juntos un evento que ha dividido a los cristianos, y lo hagan con esperanza, lo que ha sido logrado con la ayuda de Dios y de la oración a través de cincuenta años de conocimiento recíproco y de diálogo ecuménico.
El Pontífice invitó al concluir, a «aprovechar todas las oportunidades que la Providencia nos ofrece para rezar juntos, anunciar juntos, amar y servir juntos, especialmente a los más pobres y abandonados».
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