Los cerca de 700 misioneros que han participado en el Congreso Nacional Misionero que terminaba este domingo en Recife, Brasil, aprobaban un mensaje final, destinado a toda la Iglesia de Brasil. Un mensaje que han querido reflejar en la frase «todo con misión, nada sin misión».
Organizado por las Obras Misionales Pontificias, la Conferencia Episcopal Brasileña y la archidiócesis de Olinda y Recife, este congreso se ha desarrollado desde el jueves al domingo, reuniendo a representantes de toda la Iglesia misionera y brasileña.
En su mensaje final, los participantes en este congreso, «venidos de todas las regiones de Brasil, nos sentimos desafiados a dar testimonio de la alegría del Evangelio para una Iglesia en salida», recordando las palabras del Papa Francisco.
«El ejemplo de mártires y profetas, como Dom Helder Camara, nos ayuda a contemplar Brasil, sumido en una profunda crisis que nos hiere, en el corazón y en el alma, a nosotros y a tantos hermanos y hermanas empobrecidos, excluidos y descartados». Y añaden: «La corrupción y la falta de ética, que tocan tanto a la clase política como a la empresarial y a otros sectores de la sociedad, han llevado el desencanto y la desesperanza a los brasileños».
«Nos causa indignación la devastación de la Amazonia, la degradación de la naturaleza y la violencia que se ceba en la vida de los líderes… o la masacre de indígenas». Esta realidad, señalan, «lejos de desanimarnos, nos exige una acción misionera vigorosa, transformadora, libertadora».
Destacan la influencia que las palabras y gestos del Papa Francisco: «Es, verdaderamente, un profeta misionero que nos anima en el camino». Además, en esta misión les animan el testimonio de «tantas mujeres y hombres que han encontrado su alegría en el Evangelio y que comparten con los predilectos de Dios en la radicación de la donación de sus vidas». Y es que, explican, «los evangelizadores saben que su alegría no está en los prodigios que puedan realizar, en el éxito que logren, sino en saber que sus nombres estarán inscritos en la ‘memoria afectiva de Dios’ por haber sido fieles mensajeros del Evangelio».
Renuevan su compromiso con la Infancia Misionera y con la Juventud Misionera, junto a las demás expresiones de compromiso misionero, para que los niños, adolescentes y jóvenes sean protagonistas de la misión donde quiera que estén. Todos los laicos son protagonistas de la misión, y en este sentido quieren manifestar: «todo con misión, nada sin misión».