El patriarca católico caldeo de Bagdad, monseñor Louis Sako, exhortó a los líderes iraquíes a llevar a cabo un «auténtico y armonioso acuerdo nacional» que permita construir un estado civil fuerte y promover una cultura que tenga por objetivo rehabilitar los «valores humanos y morales sobre los que se funda toda sociedad integrada».

El arzobispo hizo este llamamiento en su mensaje titulado Navidad: Paz para la Humanidad, publicado el 21 de diciembre en el sitio web del Patriarcado Caldeo de Babilonia, en el que afirmó que esta fiesta, que conmemora el nacimiento de Cristo, «apunta a ofrecer una vida nueva y un futuro mejor».

En el texto, monseñor Sako hizo referencia al sufrimiento de millones de personas de Medio Oriente –muchos de ellos cristianos– desplazados de sus hogares por la violencia del Estado Islámico (ISIS), y que ahora «viven en condiciones trágicas, después de la destrucción de la infraestructura de sus ciudades».

En medio de esta situación «viene la Navidad para recordarnos la importancia de la paz y la drástica necesidad de ella».

«‘¡Gloria a Dios en las alturas, paz en la tierra y buena esperanza a los hombres de buena voluntad!’, es un llamamiento que pretende reavivar nuestra fe y entusiasmo para lograr una paz justa y duradera para toda la humanidad, que consolide los lazos de fraternidad, fortalezca la coexistencia contra el fanatismo, el extremismo y los actos violentos», afirmó.

En ese sentido, en lo que se refiere a Irak, el patriarca señaló que «la realización de un auténtico y armonioso acuerdo nacional iraquí es urgentemente necesario en ambos niveles, de Irak y el Gobierno Regional (Kurdistán)».

«También es necesario por el momento adoptar una nueva cultura para un nuevo tiempo que asegure una vida comunitaria pacífica para nosotros».

«Los líderes iraquíes deben construir un estado civil fuerte, revisar el actual sistema educativo convencional, salir de una mentalidad tribal, con una inclinación por la venganza y comportamientos envidiosos y reemplazarlo por una cultura abierta que tiene como objetivo rehabilitar a los hombres y enseñarles los dignos valores humanos y morales sobre los que se funda toda sociedad integrada», indicó.

Asimismo, monseñor Sako invitó a los fieles a intensificar las oraciones «para que se acabe la guerra» que se vive no solo en Irak y Siria, sino también Yemen, Libia y en otros países. «Hago un llamamiento a los líderes mundiales para que trabajen firmemente por la paz», añadió.

Además agradeció al Gobierno Regional del Kurdistán –donde están refugiados los cristianos que huyeron de ISIS–, a las organizaciones caritativas de la Iglesia y la sociedad civil por extender «sus manos para aliviar el sufrimiento de los desplazados internos».

También agradeció «a los héroes del Ejército iraquí, a la Peshmerga, a la Movilización Popular y Nacional y a los del componente cristiano de Irak por liberar las tierras iraquíes ocupadas por los terroristas del ISIS».

Monseñor Sako aseguró que comparte las preocupaciones, dolores y sufrimientos de los iraquíes y por tanto «seguiré trabajando lo mejor posible con mis hermanos, los obispos y los sacerdotes, apoyándoles por todos los medios».

«Nuestra Iglesia no escatimará esfuerzos para cooperar con las autoridades religiosas musulmanas, la sociedad civil, las organizaciones y todas las personas con buena voluntad para apoyar este prometedor proyecto» de un nuevo Irak, aseguró.

Actualmente el gobierno iraquí, junto a las fuerzas kurdas y otras milicias, están concentradas en arrebatar al Estado Islámico la ciudad de Mosul, capturada por los terroristas en junio de 2014.

La ofensiva por recuperar esta ciudad del norte de Irak se inició en octubre, con el apoyo aéreo de la coalición liderada por Estados Unidos.

Este miércoles el gobierno iraquí informó que el número de desplazados internos desde que comenzó la ofensiva sobre Mosul ha aumentado a 125.000 personas.

Por ello, ha solicitado «más coordinación» con la ONU «para hacer frente al continuo flujo de migrantes de Mosul», pero también de Kirkuk.