El papa Francisco decidió el pasado jueves 20 de abril, en el Consistorio ordinario, que la fecha de la canonización de los protomártires de Brasil será el 15 de octubre en la basílica de San Pedro en el Vaticano.
Los protomártires de Brasil: André de Soveral, Ambrosio Francisco Ferro, sacerdotes, Matteo Moreira, Laico, y 27 compañeros, fueron asesinados por odio a la fe el 16 de julio de 1645 y el 3 de octubre de 1645, por calvininistas holandeses. La promulgación del decreto de canonización tuvo lugar el pasado 23 de marzo.
En Río Grande do Norte después de la noticia de que la canonización será el 15 de octubre se vive una gran alegría, informó la Agencia Fides, señalando que non solo en Cunhaú y Uruacu, sino que en muchas otras ciudades de Brasil se reza a los protomártires de Brasil, de modo particular cada vez que se celebra un Congreso Eucarístico o en la fiesta del Corpus Domini, ya que siempre han sido considerados ejemplos de devoción eucarística, de fidelidad a la iglesia y de compromiso misionero.
La agencia Fides cita también las palabras de san Juan Pablo II en ceremonia de beatificación de los 44 mártires, el 5 de marzo del 2000, en la plaza de San Pedro. «En aquel inmenso país, no fueron pocas las dificultades para la implantación del Evangelio. La presencia de la Iglesia se fue consolidando lentamente mediante la acción misionera de varias órdenes y congregaciones religiosas y de sacerdotes del clero diocesano».
Y prosiguió: «Los mártires que hoy son beatificados provenían, a finales del siglo XVII, de las comunidades de Cunhaú y Uruaçu de Río Grande del Norte. Andrés de Soveral, Ambrosio Francisco Ferro, presbíteros, y sus 28 compañeros laicos pertenecen a esa generación de mártires que regó el suelo patrio, fecundándolo para la generación de los nuevos cristianos. Son las primicias del trabajo misionero, los protomártires de Brasil. A uno de ellos, Mateo Moreira, estando aún vivo, le arrancaron el corazón por la espalda, pero todavía tuvo fuerzas para proclamar su fe en la Eucaristía, diciendo: ‘Alabado sea el santísimo Sacramento’».