El funeral de monseñor Javier Echevarría, obispo y segundo sucesor de san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, se realizó este jueves 15 de diciembre en la basílica romana de San Eugenio.
El prelado falleció el pasado12 de diciembre por la noche en el Campus Bio-Médico de Roma en donde estaba internado debido a una infección pulmonar. Al día siguiente el papa Francisco mostró su cercanía hablando por teléfono al vicario auxiliar, monseñor Fernando Ocáriz Braña, y envió también un telegrama.
Monseñor Echevarría reposa ahora en la cripta de Santa María de la Paz, iglesia prelaticia del Opus Dei, junto al beato Álvaro del Portillo. El féretro con el cuerpo del prelado se cerró ayer por la tarde y fue enterrado con el anillo episcopal y la cruz pectoral.
Monseñor Fernando Ocáriz señaló que «por la fe, monseñor Javier Echevarría se sentía muy hijo de Dios y esto le ayudaba a superar las dificultades y los sufrimientos, también físicos; vivía la caridad y urgía a vivir siempre la fraternidad: ‘¡Que os queráis!’, nos decía siempre; y, como nosotros, esperaba en la promesa del Cielo. Si uno tiene fe, esperanza y caridad las penas más grandes acaban siendo ligeras, porque las lleva Jesús».
«Tenemos que agradecerle –añadió monseñor Ocáriz– su vida de servicio, primero junto a san Josemaría y al beato Álvaro y, luego, en los 22 años que estuvo al frente del Opus Dei. Seguía el ejemplo del Señor, que no vino a ser servido, sino a servir».